lunes, 20 de agosto de 2007

¿QUIÈN ES EL BUEN PASTOR..?

¿QUIÉN ES EL BUEN PASTOR...?

Yo soy el buen pastor;
el buen pastor su vida da por las ovejas.
Pero el asalariado, que no es el pastor,
de quien no son propias las ovejas,
ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,
y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

(Juan 10:11-12)

Muchas de las personas por las que siento profundo afecto siguen siendo Testigos de Jehová –organización a la cual pertenecí- y puedo afirmar sin mentir que todas ellas son dignas de mi admiración y respeto debido a sus fuertes convicciones y a la férrea defensa que hacen de su mal entendida fe. Mismas razones para, al mismo tiempo, sentir hondo pesar. De todas las sectas que conozco, tal vez no exista una tan fuertemente estructurada y encerrada en sí misma como la Watchtower Society (Sociedad Torre del Vigía), cosa que impide el que sus fieles se permitan analizar libremente sus creencias sin el riesgo de ser acusados de "apóstatas". El "Cuerpo Gobernante" (los miembros dirigentes a nivel mundial de esta secta) les prohíben explícitamente a los fieles Testigos que lean cualquier cosa que no esté de acuerdo con lo que ellos enseñan a través de sus revistas (Atalaya y Despertad), folletos y libros so pena de atraer sobre ellos el castigo de "Jehová". Este "cuerpo gobernante" se considera a sí mismo como el Canal de Dios para los hombres, el "esclavo fiel y discreto" a través del cual Dios se comunica con el resto de creyentes; no dudan en decir que son el profeta de Dios para este tiempo (a pesar de sus múltiple profecías fallidas) y que –al pertenecer al resto ungido de 144.000- serán los únicos que irán al cielo mientras que el resto de creyentes que ellos llaman "la grande muchedumbre" tendrán como destino eterno el paraíso terrenal en el Milenio.

Este "cuerpo gobernante" tiene sedes en cada país a las que llama "sucursales", nombrando a un hombre de confianza (no necesariamente de los 144.000) como cabeza en cada país donde están. Debajo en la escala están los superintendentes de distrito, luego superintendentes de circuito y, finalmente, los ancianos de cada congregación. Bajo los ancianos están los siervos ministeriales y luego los simples publicadores. Una manera de ascender en la escala de jerarquía es haber reportado un buen número de horas de predicación de casa en casa, haber vendido (ellos llaman "colocar") una cantidad de sus publicaciones, y haber servido en diferentes niveles de predicación conocidos como "precursorados", también cuenta el haberse matriculado en la escuela doctrinal, (ellos le dicen escuela "teocrática") donde se aprende el arte de la oratoria y sobre cómo responder a las objeciones que presenta el "amo de casa" en la predicación de casa en casa y, por supuesto, cuenta muchísimo la recomendación de los "ancianos", el cuerpo dirigente de la congregación a los cuales se les debe reverencia ya que representan al "cuerpo gobernante", representante –a su vez- del mismísimo Dios.

Dentro de estas personas apreciadas por mí, unas se retiraron apaleadas moral y anímicamente por estos cuerpos de ancianos y superintendentes que pretendían controlar cada aspecto de la vida del creyente, entrometiéndose en sus más íntimas actividades –incluso el lecho matrimonial- tratando de sujetar cada faceta al control del "esclavo fiel y discreto" que tiene de todo menos de esclavo, de fiel ni de discreto.

Un ejemplo de amorosa entrega por la "obra del Señor", fue el de la persona que me dio el "estudio bíblico" (que era en realidad un estudio de las publicaciones de ellos), músico virtuosísimo, ejemplo de constancia, honestidad y consecuencia. Él y su esposa vivían siempre al borde de la angustia financiera y estuvieron bajo la estrecha vigilancia de sus superiores "espirituales" debido a que estos consideraban que éste músico, cada vez que interpretaba su instrumento, parecía poseído por Satanás. Finalmente él y su esposa terminaron su matrimonio y salieron de los Testigos de Jehová.

Otra víctima de estos "pastores" o "ancianos" fue una persona muy cercana a mí, a quien calumniaron terriblemente hasta que la obligaron prácticamente a "desasociarse" (una desafiliación no explícita) y a buscar a Dios por otros caminos. Terminó en un movimiento Nueva Era donde aún continúa. Finalmente, mi hermano. Él prácticamente inició su búsqueda de Dios desde la tierna edad de 5 ó 6 años y, soportando burlas, palizas y quema de sus revistas Atalaya y Despertad se aferró con todo a lo que él creía (aún lo cree) que era "la verdad". Creía mi pobre hermano que la persecución de la que era objeto en el colegio y la casa era la prueba irrefutable de que esa era la verdad, la verdad de Cristo.

Y llegó a ser anciano de una congregación en un pueblo cercano a la capital. Debido a su precursorado especial, la "Sociedad" le giraba cierto dinero y junto a su esposa vivieron tranquila y sosegadamente durante algunos años. En ese tiempo, gran parte de mi familia llegó a ser Testigo de Jehová y consideraba a mi hermano como un verdadero ejemplo de fidelidad a "Jehová", tanto que su experiencia fue reseñada en una de esas revistas que circulan a nivel mundial. Excelente orador y estudioso de la Biblia (de la Biblia de los Testigos, claro está), era frecuentemente invitado a ofrecer conferencias en diferentes congregaciones y asambleas. Su sueño era llegar a "Betel" una escuela de misioneros ubicada en Brooklin, el cuartel general de la Watchtower Society. Y para eso se esforzaba cada día. Pero tuvo la "mala suerte" de caerle mal a un superintendente quien movió cielo y tierra para que removieran a mi hermano de su cargo de anciano. Y lo logró. Utilizando la intriga y la injuria, este "pastor" de Dios convenció a las autoridades de los Testigos en Colombia de sancionarlo. De un día para otro, mi hermano se quedó sin sustento, sin donde vivir y con la certeza de que Dios lo estaba castigando de algún modo por algo que él había hecho y que no alcanzaba a comprender. Mi hermano había renunciado a una carrera universitaria o al aprendizaje de algún oficio por entregarle todo a la Sociedad. Y ahora no tenía nada. Ni siquiera esperanza.

Su caída fue vertiginosa. Yo, para entonces totalmente alejado de Dios, no pude darle la ayuda que necesitaba y ambos –cada cual por su lado y en su estilo- tocamos fondo. Aunque yo había sido víctima de los "ancianos" Testigos mucho antes, aún consideraba que esa era la religión verdadera, la aprobada por Dios, y que lo ocurrido con mi hermano y conmigo, era un asunto de "hombres" no de Dios. Mi hermano se divorció y un día aceptó una invitación mía a probar con un movimiento Nueva Era en esa búsqueda espiritual. De ser una persona sumisa y resignada, mi hermano se transformó en un "líder", optimista y "dueño de su vida" que no estaba dispuesto a dejarse subyugar de nuevo, así esto significara pisotear a quien pretendiera pisotearlo. Sin embargo, aún sentía ese vacío que sólo puede llenar Dios, así que aceptó otra invitación mía al G12 de Castellanos, donde se enseñaba lo mismo que en ese movimiento Nueva Era –Lifespring- con el aditivo del falso soporte escritural para las mismas creencias de visualización, el poder "mágico" de nuestra palabra, etc. Muy pronto se dio cuenta de que en el G12 estaban haciendo mercadería con la Palabra de Dios y nunca regresó. Hoy día sigue fiel a Lifespring y ha regresado –al mismo tiempo- a los Testigos de Jehová. No quiere escuchar nada más de lo que yo tenga que decirle. Y lo entiendo.

Al igual que él, muchas otras personas de todas las denominaciones y confesiones son como las descritas por el apóstol:

"Zarandeados por cualquier corriente doctrinal, por el engaño de los hombres, por la astucia que lleva al error". (Efesios 4:14)

Un asunto que nos atañe especialmente en esta época peligrosa, previa a la inminente llegada de Jesucristo por su iglesia.

El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, por prestar atención a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas (1 Timoteo 4:1)

Ante tanto peligro, muchos se preguntan sinceramente cómo hacer para reconocer la verdad. A muchos les parece un verdadero acertijo el descubrirla y se angustian por hallar el favor de Dios que consideran injusto y escurridizo. Y se vuelven seguidores de hombres, seguidores de hombres que se hacen llamar "pastores", "maestros", "ancianos", "apóstoles", "concilios", "cuerpo gobernante", "esclavo fiel y discreto", etc., que se convierten más en un obstáculo para la relación del creyente con Dios, que un facilitador de la misma. Desvían hacia ellos mismos la obediencia debida hacia el único Cabeza Cristo y alegan que Jesús les delegó su autoridad sobre sus ovejas y que, por tanto, quien les desobedece a ellos, está desobedeciendo al mismo Dios. ¡Qué atrevimiento....!

Entre las múltiples y torcidas enseñanzas de las denominaciones "cristianas" están los famosos "ministerios" que son entendidos como cargos en una jerarquía eclesiástica, entre los cuales está el "pastorado", un "ministerio que debe ejercer gobierno". En las iglesias "cristianas", el pastor se encarga de gobernar un grupo de fieles, de instruirlos y se hace responsable ante Dios de la salvación de cada alma. A su vez, la "iglesia", es decir, los fieles, le deben obediencia y respeto. Desobedecer al pastor es desobedecer a Dios y quien lo haga traerá sobre sí terribles maldiciones que podrán pasar de generación en generación. Si a cada cristiano –como asegura la cartilla doctrinal de Asambleas de Dios- le es dada autoridad plena "sobre cada dimensión, tanto natural como espiritual –para reinar como agentes de Dios", imagínense la clase de autoridad que alegan detentar los pastores: una autoridad sobre autoridad..!

En este orden de ideas, cuando un pastor es sorprendido en un pecado "grave", como robo o adulterio, el llamado es a "fijar la vista en Dios y no en hombres". Esto traduce que la persona debe seguir en la misma iglesia, bajo el mismo pastor, obedeciéndolo con sumisión. La verdad sea dicha, muchos no entienden qué cosa significa eso de "fijar su vista en Dios y no en hombres" en estas circunstancias. Para tener a las "ovejas" fieles al pastor y a la denominación, se enseña que uno debe permanecer donde Dios lo puso, es decir, en la iglesia donde se está en ese momento, so peligro de maldición por rebeldía. Para ser francos y directos, una oveja que se va para otra iglesia es una fuente de ingresos que se pierde. Como apoyo bíblico para evitar la fuga de ovejas o la desobediencia al pastor pecador, se escogen ejemplos como el de David, obediente al corrupto Saúl, el "ungido" de Dios. Caso que no tiene nada que ver y que más adelante ampliaremos.

Así las cosas, no es de extrañar que los creyentes que no han verificado en las Escrituras semejantes afirmaciones, o han sido engañados por los mismos pastores que les enseñan textos fuera de contexto, obedezcan ciegamente a hombres y los consideren como sus pastores, sus intermediarios ante Dios.

¿Tiene validez bíblica esta afirmación....?

No, como veremos. Lo primero es definir qué es ese "ministerio de pastor", que alcances tiene y si es verdaderamente aprobado por Dios.

El ministerio del pastor
Según las enseñanzas de las denominaciones "cristianas", podemos resumir el asunto de la siguiente manera, según la doctrina que una hermana gentilmente me hizo llegar:

A.El ministerio pastoral está directamente ligado con el pueblo. Es un ministerio que debe ejercer un gobierno.
B.Jesús se autonombra el buen pastor. Ya que el buen pastor da su vida por las ovejas. Esta es la naturaleza de un llamamiento pastoral: darse entero en pos de la congregación.
C. La función del pastor la vemos en Ezequiel 34:4
a) Fortalecer a las ovejas débiles
b) Curar a las ovejas enfermas
c) Vendar a las ovejas perniquebradas
d) Hacer volver a las ovejas descarriadas
e)Buscar a las ovejas perdidas


Veamos el pasaje de Ezequiel 34 donde supuestamente se definen las funciones del pastor, analicemos el contexto:

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: "Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: "Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no apacientan a los rebaños? Os alimentáis con la leche de las ovejas, os vestís con su lana y degolláis a la engordada, pero no las apacentáis. No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la enferma; no vendasteis la perniquebrada ni volvisteis al redil a la descarriada ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. (Ezequiel 34:1-4)

El texto no es una muestra de instrucciones acerca de lo que deberían hacer los pastores, sino todo lo contrario: nos enseña lo que hicieron ocasionando la ira de Dios sobre ellos. Es muy triste comprobar que eso, precisamente, es lo que hacen hoy día: se apacientan a sí mismos, se alimentan a costa de las ovejas y se han enseñoreado de ellas con dureza y violencia. Acerca de este "enseñorearse" sobre la grey, Jesús dijo muchos años después:

Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. Entre vosotros no será así. (Mateo 20:25-26) Versión Reina Valera 1989.

La orden de nuestro Señor es muy clara. Entre sus discípulos nadie debería enseñorearse sobre los otros; nadie debería ejercer autoridad sobre el resto. Con esta instrucción resulta absurda la pretensión de quienes alegan detentar una autoridad de parte de Cristo para ser ejercida sobre el resto de creyentes.

Cuando comparamos esta orden de nuestro Señor Jesús, con afirmaciones como la de un apreciado hombre (a quien admiro pero que tal admiración me obliga precisamente a no callar) que asegura todo lo contrario, debemos preguntarnos quién tiene la razón. El hermano en cuestión dice:

"Así pues, cuando la Palabra dice que los fieles tienen que obedecer a los responsables de la iglesia local, y sujetarse a ellos, significa literalmente que deben "doblegarse bajo la autoridad de ellos", es decir, doblegarse a la autoridad de Cristo en ellos. Insistimos que a la autoridad a la que se doblegan, es a la del Señor en esos ministros, no al dicho de los hombres. Es menester erradicar toda falta de auténtica obediencia y sujeción a la autoridad pastoral, porque no olvidemos que el Reino de Dios está en la Iglesia de Cristo, y siempre permanecerá…pero, ¿y los que no viven conforme a él y su autoridad?.."

El hermano utiliza el texto de Hebreos 13:17 para sustentar su punto.

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso" (Hebreos 13:17)

Lo primero que hay que mencionar de esta traducción, es que la palabra vertida aquí para "pastores" no es Poimén, término griego que traduce "pastor". La palabra usada en este pasaje, al igual que en Hebreos 13:7, no es poimén, sino jeguéomai, una forma verbal que puede vertirse como "aquellos que llevan la delantera", "aquellos que los guían", "aquellos entendidos", "aquellos que os estiman". Y también puede usarse una forma más fuerte: "aquellos que os mandan"

En cuanto a "obedeced", la palabra griega es peídso, (de peithomai) que puede traducirse como "confíen", "estar convencidos", "crean", "déjense persuadir" y, también, "obedecezcan". Así que "obedecer" solo es una de las posibles traducciones. Todas las demás acepciones nos indican una acción de dejarse persuadir o convencer, de creer y dejarse llevar. ¿Por qué debería escogerse esta acepción autoritaria si el pasaje no lo amerita ni tal muestra de autoritarismo tiene apoyo en el resto del evangelio..?

Un comentarista bíblico afirma:

El significado básico del término griego utilizado (peithomai) implica que la aquiescencia otorgada por la persona cristiana surge como resultado de tener `confianza' primero, de estar `convencido' y `creer' en lo que proviene de esos hermanos cristianos, y sobre esa base él o ella responden positivamente.

Con todo, aún si se tradujera "obedeced a quienes llevan la delantera", ¿implicaría esto automáticamente una virtual sumisión hacia personas que llevan la delantera? La respuesta siempre será negativa puesto que el mandato de Cristo no se limitaba solamente a que los cristianos se hicieran llamar "maestros" o "líderes", sino que prohibía rotundamente el que alguien asumiera una posición de autoridad sobre sus hermanos creyentes: "y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. Entre vosotros no será así. (Mateo 20:26)

¿Por qué razón –pregunto de nuevo- deberíamos aceptar una traducción autoritaria pudiendo optar, de manera perfectamente válida, por otra más acorde con el mensaje total del evangelio...?
Claramente, quienes usaron las palabras autoritarias, buscaban sustentarla bíblicamente. Dentro de la amplia gama de posibilidades, ellos prefirieron usar precisamente la única traducción que no se acomodaba al contexto del evangelio de Cristo: el autoritarismo. Evidentemente, quienes usaron "obedezcan" pudiendo utilizar "déjense persuadir" o "escuchen", querían comunicar un mensaje claro y contundente –además de erróneo- de la existencia de una jerarquía entre los seguidores de Cristo. Algo que Cristo rechazó de manera contundente.

De la misma manera, cuando la Palabra menciona las diferentes designaciones de pastor, maestro, evangelizador, y así por el estilo, lo que está describiendo son servicios que deben rendirse, trabajo que debe hacerse a favor de la comunidad cristiana, y de ninguna manera se refiere a cargos en el sentido de posiciones organizacionales en una institución corporativa. En cualquier caso, los términos "servicios" y "escuchen" armonizan perfectamente con las Escrituras, en contraste con los estridentes "líderes" y "obedezcan". Para más información pueden referirse a los artículos sobre "Autoridad en la iglesia" publicados en el foro Sea Dios Veraz.

Veamos algo de esos famosos "ministerios". El apóstol los llama dones y el contexto nos indica que son dones de servicio.

Por lo cual dice: "Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres" Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, (Efesios 4:8,11)

Pablo afirma que Cristo dio "dones a los hombres", es decir, a sus seguidores, pero todos éstos, fuesen apóstoles, profetas, evangelizadores, pastores o maestros, ¿buscaban algún tipo de sumisión por parte de los otros creyentes..? No, pues el apóstol sigue diciendo para qué eran estos "dones" de servicio:

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4:12-13)

Estos dones de "maestros", "evangelizadores" y demás, fueron dados por Dios para que las personas crecieran "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", es decir, para que cada uno de ellos llegara a ser como su Cabeza, Cristo, capaz de decidir por sí mismos, como personas adultas y maduras espiritualmente. Los dones no fueron dados para que siguieran siendo como niños:

Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; (Efesios 4:14)

Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. (Hebreos 5:12,13)

De estos pasajes se desprenden dos cosas; 1)los dones fueron dados para hacernos crecer espiritualmente; 2)los dones (o ministerios, si prefieren esa palabra) son dados a todos los hombres para que se edifiquen a sí mismos y para que edifiquen a los demás. 3) Los dones nos convierten de niños espirituales que necesitan ser enseñados, a hombres maduros espiritualmente maduros que pueden entender cosas espirituales más profundas, "alimento sólido".

Las Escrituras también se refieren al proceso hacia la madurez cristiana, como una edificación del edificio que somos cada uno. Todo cristiano, toda persona nacida de nuevo debe empezar a "sobreedificar" sobre el fundamento que es Cristo. ¿Cómo sobreedificar..?

Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa".(Lucas 6:47-49)

Cristo compara la obediencia a Él (no a los pastores) con un hombre prudente que construye su casa sobre la roca. De igual manera, el que oye las palabras del Señor y no las obedece, se compara con alguien que construye su casa sobre la arena, sin fundamento. Primero veamos qué es ese fundamento.

Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. (1Cor. 3:11)

El fundamento, la roca, es nuestro Salvador Jesucristo. Eso significa que solamente podemos acudir a él para empezar a levantar nuestro edificio de fe en cada uno de nosotros. No hay otra manera. Y acudir a Jesús no es lo mismo que acudir a hombres, llámense estos pastores, maestros, profetas, apóstoles o lo que sea. El fundamento solamente es Jesucristo. ¿Cómo edificar sobre el fundamento..?

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (Mateo 7:24)

Edificar sobre la roca significa escuchar atentamente a Cristo y hacer lo que él ordena. Una vez hemos aceptado a Cristo como Salvador, ya hemos colocado el fundamento –Cristo, la Roca- en nuestra vida; entonces, edificamos sobre ese fundamento escuchando atentamente y cumpliendo la palabra de Dios, aplicándola perfectamente en nuestras vidas.

Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros. (Hechos 20:32)

Y la única manera de sobreedificar es estudiando las Escrituras. Solamente la bendita palabra de Dios, conforme la escuchamos, la estudiamos y la aplicamos, es capaz de levantar dentro de nosotros un edificio de fe poderoso fuerte y seguro asentado sobre el fundamento del mismo Cristo.

Cristo es la Palabra encarnada de Dios, la Biblia es la Palabra escrita de Dios. Aceptar a Cristo es ni más ni menos que aceptar su Palabra. Escuchar a Cristo es escuchar lo que nos dice la Escritura –no pastor alguno; obedecer a Cristo es obedecer lo que nos dice en su bendita Palabra, no a hombre alguno.

Así, si un creyente desea edificar una fe fuerte, que soporte cualquier embate del enemigo, debe acudir a la fuente de agua viva que es Cristo, que es la mismísima Escritura.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" (Juan 7:37)

Para beber de la fuente, Cristo, no necesitamos de aguateros ni de mercaderes de agua. La cuestión es asunto directo entre Cristo y el creyente. No hay intermediarios de ninguna clase.

Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.." (Apocalipsis 22:17)

Y, sorpréndase.... ¡Es totalmente gratis...!

Por esto es que podemos entender mejor las palabras del apóstol inspirado: Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón. (1 Cor. 11:3)

Note la frase "La cabeza de todo varón es"; no el pastor local ni el pastor del pastor, ni el anciano, ni el cuerpo gobernante, ni el concilio, ni el profeta, ni el apóstol, ni el maestro; tampoco la cabeza de todo varón es el superintendente. La cabeza de TODO VARÓN es Cristo... no hombre alguno.

Aceptar a Cristo como nuestro Único Cabeza, significa aceptarlo como la fuente de vida divina para nuestra vida; significa que solamente a Él es quien debemos acudir en busca de ayuda y consejo. Aunque las Escrituras apoyan el que nos apoyemos unos a otros y que nos exhortemos unos a otros, no estamos obligados a aceptar el consejo de otro hombre; sin embargo, como seguidores de Cristo, uno de los compromisos que adquirimos es el buscarlo a él en procura de guía. Y esto tampoco es obligatorio: cuando dejemos de buscar a Cristo, significará que ya no somos cristianos. Y punto.

Aceptar a Cristo como nuestro Cabeza, quiere decir que cualquier exhortación, consejo, enseñanza, palabra y ejemplos provenientes de hombres, SIEMPRE debemos confrontarlos con lo que nos dice Cristo, y que solamente está registrado en la Biblia. Aceptar la guía de pastores, el consejo de ancianos y los vaticinios de profetas sin consultar las Escrituras, significaría negar a Cristo como nuestro Cabeza, sería negar su autoridad.

Así que quien afirma que "quien desobedece al Pastor, desobedece al mismo Dios", está realmente caminando sobre arenas movedizas muy peligrosas. Quien afirme esto está suplantando la legítima autoridad de Cristo. Se está oponiendo a nuestro Salvador.

De igual manera, quien busque dirección de pastores, profetas, apóstoles, maestros y demás, demostrándoles obediencia total y sumisión ciega, están demostrando que no tienen fe en Cristo, no creen que él los pueda dirigir y no están mostrando el respeto a su sacrificio expiatorio, que fue precisamente con el cual nos compró para él:

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6: 19-20).

Por alto precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. (1 Cor. 7:23)

Somos de Dios. Él nos compró, no pastor alguno. El precio que pagó nuestro Señor fue su preciosa vida; despreciar su jefatura única es lo mismo que despreciar su sacrificio.

¿Entonces.....¿Quién es el Buen pastor....?

Que responda Jesús:

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (Juan 10:11-12)

Al dar su vida por nosotros, las ovejas, Cristo nos compra y se constituye, por derecho legal, en nuestro Pastor. No es que se Jesús se "autonombre pastor", como asegura una querida hermana. Él pagó un altísimo precio por nosotros.

Siendo que Jesús es el Buen Pastor, quien da su vida por las ovejas, mientras que el pastor "asalariado", a quien no pertenecen las ovejas, huye cuando hay peligro, ¿significa eso que Jesús aprueba esta especie de pastores asalariados como si fueran una especie de delegados suyos..?

Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le importan las ovejas. "Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. (Juan 10:13-15)

Únicamente nuestro Señor es el verdadero Pastor. Él dio su vida por nosotros. Nadie más lo ha hecho y nadie más tiene derecho de llamarse el pastor. No hay pastores "delegados".

Regresemos al pasaje de Ezequiel 34 donde, después de que Dios desaprueba lo que han hecho estos pastores asalariados, viviendo a expensas de las ovejas, alimentándose a sí mismos, también los acusa de "os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. (Ezequiel 34:4)

Debido a que Dios reprocha el abuso de estos pastores que, además, se han enseñoreado de las ovejas con dureza y violencia, el Creador no dice que levantará otra clase de pastores asalariados. Veamos:

Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Yo estoy contra los pastores y demandaré mis ovejas de su mano! Haré que dejen de apacentar mis ovejas, y ya no se apacentarán más los pastores a sí mismos, pues yo libraré a mis ovejas de sus bocas y no les serán más por comida. "Porque así ha dicho Jehová, el Señor: Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré yo a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. Yo apacentaré mis ovejas y les daré aprisco, dice Jehová, el Señor. Yo buscaré a la perdida y haré volver al redil a la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia. (Ezequiel 34:10-12, 15-16)

Es el mismísimo Dios, en persona, quien se constituye en nuestro pastor al mismo tiempo que rechaza a los pastores asalariados. Es Dios quien promete apacentarnos sin intermediario alguno:

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas (Juan 10:11)

Dios Padre prometió en el Antiguo Testamento, hacer un Nuevo Pacto en el cual Él mismo apacentaría a las ovejas mediante su Hijo Jesús prefigurado por David.

Yo salvaré a mis ovejas y nunca más serán objeto de rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Yo levantaré sobre ellas a un pastor que las apaciente: mi siervo David. Él las apacentará, pues será su pastor. Yo, Jehová, seré el Dios de ellos, y mi siervo David, en medio de ellos, será su gobernante. Yo, Jehová, he hablado. (Ezequiel 34-22-24)

Nuestro único gobernante –de nuevo- es solamente el Buen Pastor, Jesucristo.

"Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis preceptos, y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra". (Ezequiel 37:24)

Igual que los profetas del antiguo pacto terminarían, los pastores al estilo viejo pacto también terminarían. Solo tenemos un Pastor, y ese es nuestro Señor Jesucristo. La profecía de Zacarías 13:7 se cumplió en Jesús:

Entonces Jesús les dijo: --Todos os escandalizaréis de mí esta noche, pues escrito está: "Heriré al pastor y las ovejas serán dispersadas" (Marcos 14:27)

Otra vez: ¿quién es el pastor...?

Pero el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. (Juan 10:2) Como los discípulos no entendieron la alegoría, Jesús volvió a decirles:

Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (Juan 10: 9, 11-12)

Jesús, además de ser la puerta, es también el Buen Pastor. Mediante los dones dados a los hombres, nosotros podemos ayudar a otras ovejas a encontrar la guía del Buen Pastor. Pero eso no nos constituye en pastores a nosotros. A lo sumo, seríamos siervos asalariados, sin derecho a ejercer autoridad sobre otras personas; las ovejas no son propias y, por tanto, no estamos en posición de exigir obediencia. Nadie lo está.

Quien no reconozca la autoridad única de Cristo, y se erija sobre las ovejas del Señor, es duramente señalado por el Señor:

El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. (Juan 10:1)


Disculpen la extensión de este estudio. Dios los bendiga.

Ricardo Puentes M
Julio de 2007

viernes, 17 de agosto de 2007

QUIEN ES EL ANTICRISTO

"entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura
es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída
por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios,
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo"
(2Pedro 2:20-21)

Es sorprendente ver cuántas diferentes opiniones existen sobre la identidad del anticristo, pero más sorprendente es comprobar que dentro de las diversas corrientes "cristianas" que se han formado, cada una de ellas tiene acuñada una interpretación que forma parte de sus "doctrinas" básicas. Preocupante es, también, que estas corrientes y denominaciones religiosas, que se autocalifican como "cristianas" impongan a la fuerza sus interpretaciones y señalen a quien esté en desacuerdo con términos como "masón", "illuminati", "apóstata", "rebelde" y otros más.

Conociendo que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, sino que fue inspirada por el Espíritu Santo, podemos concluir fácilmente que solamente Dios puede dar a conocer su interpretación. Bajo el Viejo Pacto, Dios usó a profetas para hablar a su pueblo; bajo el Nuevo Pacto, Dios establece una relación personal con el creyente nacido de nuevo:

"Porque cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir" (Juan 16:13)

Esto significa que únicamente el Espíritu Santo nos revelará la verdad. Nadie, ni los que se llaman escatólogos, doctores, profetas, pastores, teólogos y demás, tienen derecho de imponer su interpretación a la iglesia de Cristo. Por supuesto que pueden opinar; pero nunca interferir en la relación entre el Espíritu y el creyente ni hacer de un dogma las cosas que no estén específicamente explicadas en la Biblia.

La identidad de la bestia de Apocalipsis es una de estas cosas que las Escrituras no especifica claramente. Así que, a pesar de que algunos líderes religiosos hayan identificado al anticristo con personajes tan alejados en el tiempo como Napoleón, Nerón, Hitler, Juan Carlos de Borbón, Nicolás de Dinamarca, Felipe de Borbón, príncipe de Asturias, el papa Inocencio III, entre otros, esto no significa que tales especulaciones sean la Palabra de Dios y mucho menos que haya que hacerlas parte de nuestra fe. Son solamente eso: especulaciones.

Y no es de extrañar que Dios no permita en algunas ocasiones el que se conozca cada detalle de la forma en que se cumplirá su propósito. Durante cientos de años los israelitas estuvieron esperando un Mesías guerrero, un príncipe vencedor que los libertaría de los imperios que los esclavizaron; ellos aguardaban un rey que gobernaría terrenal y militarmente.

Los líderes religiosos jugaron un papel determinante en la concepción de este tipo equivocado de Mesías y alentaron con fábulas artificiosas la imaginación de la gente; tanto que, cuando Jesús empezó su ministerio, fue rechazado por la mayoría de judíos y fue mirado con desprecio porque Jesús no vino a ser servido, sino a servir, no vino a gobernar a la manera del mundo, sino a servir con misericordia a la manera de Dios. La forma en que vivió y murió fue piedra de tropiezo para los incrédulos, tal y como las Escrituras habían profetizado que sucedería, y como aseguró el mismo Jesús que estaba sucediendo. No hay duda en cuanto a que los corazones de estas personas fueron probados.

De esta manera, solamente unos pocos, poquísimos creyentes, tenían alertas sus sentidos espirituales de tal manera que recibieron humildemente la verdad, tal y como les fue presentada y revelada por el Espíritu Santo, y aceptaron a nuestro Señor Jesucristo. Quienes quisieron seguir creyendo tercamente en el mesías guerrero, siguiendo las instrucciones de sus poderosos y prósperos líderes religiosos, fueron condenados por su incredulidad; quienes comprobaron con la Escritura y le creyeron a Jesús, fueron bendecidos con la gracia divina. Ciertamente la Palabra logró penetrar y discernir las verdaderas intenciones y cada uno actuó conforme a ellas.

Personalmente, creo que los líderes religiosos de hoy –y me refiero a quienes se dicen "cristianos"-, están confundiendo a los creyentes con fábulas artificiosas que no tienen sustento claro en las Escrituras. Con sus especulaciones sobre el antricristo, están consiguiendo que muchos creyentes se guíen por esas interpretaciones particulares como si éstas fueran enseñanzas bíblicas, con el agravante de que estos mismos pastores se atreven a decir que sus enseñanzas son Palabra de Dios que deben ser aceptadas sin réplica por las "ovejas simples" ya que éstas no están capacitadas para entender las Escrituras ni es el propósito de Dios que las entiendan, a menos –dicen ellos- que un pastor se las explique. ¡Cuánta similitud guardan los pastores modernos con los líderes fariseos de la época de Jesús...!

Millones de creyentes están esperando que el famoso anticristo –según enseñan estos líderes religiosos- haga posible la firma de un tratado de paz (de siete años) entre Israel y sus vecinos, ya que esto determinará la venida de Cristo por su Iglesia. Es increíble ver que cuando el conflicto se agudiza en Israel, las páginas de estos líderes se llenan con artículos y avisos de alarma tales como "si esta página deja de actualizarse, es que ya ocurrió el rapto" (página de ministerios Antes del Fin). También, lanzan fascinantes teorías que apoyan con las profecías de "San Malaquías" y Nostradamus, profetas falsos cuya inspiración demoníaca no es obstáculo para que estos pastores "escatólogos" los citen como si hablaran de parte de Dios. Aunque ciertamente es posible que muchas de las adivinaciones de estos profetas inspirados por demonios se pueden cumplir, Dios nos da una pauta para reconocerlos:

Tal vez digas en tu corazón: "¿Cómo conoceremos que esta no es palabra de Jehová?" Si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es de Jehová. Por presunción habló el tal profeta; no tengas temor de él (Deuteronomio 18:21-22)

De manera que la señal para reconocer a un falso profeta es si éste habla en nombre de Dios y no se cumple lo que acontece. Sin embargo, personalmente conozco algunos falsos profetas que hablan en nombre de Dios y, efectivamente, ¡se cumplen sus profecías...!

¿Es posible esto...? Claro que es posible. Satanás mismo sigue vistiéndose como ángel de luz y él puede hacer que ciertas profecías tengan un cumplimiento con el fin de engañar a los escogidos.

Lo maravilloso del asunto, es que Dios también nos advierte contra estos falsos profetas cuyas profecías pueden cumplirse:

"Cuando se levante en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncie una señal o un prodigio, si se cumple la señal o el prodigio que él te anunció, y te dice: "Vayamos tras dioses ajenos -que tú no conoces- y sirvámoslos", no escucharás las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños, porque Jehová, vuestro Dios, os está probando para saber si amáis a Jehová, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. (Deuteronomio 13:1-3)

Noten que, en este caso, la prueba del origen demoníaco de estos profetas no es si la profecía se cumple o no; es la invitación a servir a otros dioses. Con esto en mente, podemos apreciar más profundamente la advertencia inspirada de Pedro:

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:19-21)

La máxima autoridad profética es la bendita Palabra de Dios. Cualquier enseñanza o profecía que nos entreguen, debemos cotejarla con ella de manera personal y pidiendo la guía del Espíritu Santo. Pedro nos insta a estar atentos teniendo presente que ninguna profecía es de interpretación privada sino que ésta vino por inspiración del Espíritu de Dios.

Igual que en la época de Jesús, muchas personas que se autodefinen como creyentes maduros siguen escuchando a hombres, prefiriendo que sean éstos quienes los guíen hacia la verdad como si fueran "niños espirituales", en cambio de aceptar la guía invisible del Espíritu quien es, en últimas, quien les puede revelar la verdad. Y esto es sumamente peligroso porque están desviando su mirada de lo que les traerá salvación, para fijarla en asuntos que no son más que fábulas que distraen al creyente de los verdaderos anticristos, quienes son el verdadero peligro para la iglesia actual.

El anticristo, según las Escrituras
Es notable el hecho de que la palabra "anticristo" (antíjristos) solamente aparece en tres pasajes de la Biblia, todos ellos del apóstol Juan (1Juan 2:18-22; 1 Juan 4:3; y 2 Juan; 7), y en todos ellos se nos dice que no solamente hay un anticristo sino que hay muchos; también nos asegura el apóstol que estos anticristos ya estaban presentes en su tiempo.

Hijitos, ya es el último tiempo. Según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. (1 Juan 2:18)

¿Cómo eran estos anticristos...? ¿Cómo se podían reconocer...?

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros. (1 Juan 2:19)

Juan los desenmascara. Afirma que estos anticristos aparentaban ser cristianos pero no lo eran en realidad. Si vamos al significado de la palabra griega para anticristo, ésta tiene dos significados: "uno que se opone a Cristo" y "uno que asume el papel de Cristo". Si volvemos a la advertencia de Juan, entendemos que los anticristos parecen ser cristianos pero en realidad no lo son, se oponen a Cristo asumiendo el papel de Cristo.

¿Vemos hoy día aparentes cristianos que se oponen a Cristo asumiendo el papel de nuestro Señor..? Sí, los vemos.

Todos sabemos que el papel que desempeña Cristo en su Iglesia, es el de Cabeza. Y todos vemos alrededor del mundo a hombres (pastores, apóstoles, etc), falsos cristianos que usurpan el papel de Cristo como Cabeza asegurando que ellos son "cabezas" visibles delegados por el Cabeza invisible, Cristo Jesús. Aseguran estos pastores que quien los desobedezca está desobedeciendo al mismo Dios y rematan diciendo que nadie puede entender las Escrituras sin que ellos las expliquen. Así, al privatizar el entendimiento de las Escrituras, estos anticristos se aseguran de que nadie los descubra. Si cada creyente escudriñara la Biblia de manera personal, pidiendo la guía del Espíritu Santo, se daría cuenta del engaño de estos anticristos. Juan nos dice esto también:

Os he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. (1 Juan 2:26-28)

Juan advierte sobre estos engañadores. Pero dice que quienes permanecen en Cristo no necesitan ser enseñados porque el mismo Espíritu Santo les enseña todas las cosas (la palabra para "unción", traduce la acción del Espíritu Santo). Y nos advierte para que, en la Segunda Venida de Cristo, no tengamos que alejarnos de nuestro Señor avergonzados de haber caído en el engaño de estos anticristos siguiéndolos a ellos en vez de a nuestro único Cabeza Cristo Jesús.

Satanás, el padre de la mentira, el maestro del engaño, no levantaría a un hombre que se proclamara abiertamente como opositor de Cristo; ¡no..! La mejor manera de engañar a los hombres sería mediante la astucia y la trampa, usando impostores que aparenten piedad pero que niegan su eficacia. Pablo también nos advierte contra estos hombres:

engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos, evítalos (2 Timoteo 3:5)

Muchos de estos predicadores engañosos quieren hacer pensar a la gente que Pablo habla aquí de los hombres que no conocen a Dios. Sin embargo, es claro que tendrían apariencia de piedad y, lo más importante: ¡habría que evitarlos...! Es imposible que Pablo se refiera a hombres que no conocen a Cristo, ya que precisamente el mandato de nuestro Señor es darlo a conocer a estas personas que no le conocen. Ya sabemos de múltiples ejemplos de estos pastores usurpadores del único Pastor, Cristo, que viven en medio de lujos y gustos, robando a las ovejas, exigiéndoles el diezmo para que ellos puedan gastarlo en sus deleites mientras el resto de ovejas pasa necesidades. Ciertamente, aunque tienen apariencia de piedad, niegan la eficacia de ella. Sin duda alguna, estos engañadores son los anticristos que hay que evitar.

Pablo va un poco más allá y, hablando acerca del segundo advenimiento de nuestro Señor, nos dice que antes de su llegada vendría la apostasía y se manifestaría el "hijo de perdición":

"¡Nadie os engañe de ninguna manera! , pues no vendrá [el Día del Señor] sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se exalta a sí mismo sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (o adorado); tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios." (2 Tes. 2:3-4) (Ver también Apocalipsis 13:17,14:9,11; 16:2; 19:20.)

Pablo dice que este "hijo de perdición", "el hombre de pecado", se sienta en el templo de Dios. Y los engañadores han dado a creer a la iglesia que el templo de Dios es el templo de Jerusalén, así que –dicen- este hombre de pecado tendrá que ocupar el templo de Jerusalén y para ello éste tendrá que ser reconstruido. En la mente de quienes siguen a estos engañadores se produce el siguiente razonamiento: "Para que el anticristo se manifieste es obvio que el templo debe estar reconstruido, y naturalmente esta reconstrucción puede tardar mucho tiempo debido a la complejidad de la obra y a todos los acontecimientos necesarios para que los judíos recuperen el templo... así que todavía estamos lejos de la llegada de Cristo..." Es más, es posible que jamás identifiquen al anticristo que esperan ya que posiblemente éste no tenga relación alguna con el templo de Jerusalén. Esperan la llegada espectacular de un anticristo ignorando que ellos mismos ya están siendo gobernados y guiados espiritualmente por un anticristo, un lobo con piel de oveja que roba y maltrata las ovejas de Cristo, un salteador que se hace pasar por pastor anulando las advertencias de Cristo de que Él es el único Pastor y que los demás son solamente ladrones.

Vamos por partes. ¿El templo de Jerusalén es el templo de Dios...? Veamos lo que nos dice la Biblia:

si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano (Hechos 7:48)

Primeramente, Dios no habita en templos hechos de mano. Esa aclaración la hizo Esteban a los líderes religiosos, los pastores de la época, quienes, crujiendo sus dientes de rabia no lo quisieron escuchar y lo mataron a pedradas.

Esto nos lleva al segundo punto. Si Dios impulsara y aprobara la reconstrucción del templo de Jerusalén –como nos dan a entender estos hombres- significaría ni más ni menos que anular el sacrificio expiatorio de Cristo mediante el cual el antiguo pacto (que abarcaba los sacrificios, mandamientos y templos) quedó derogado como medio para alcanzar justicia. Insinuar que Dios aprueba el que se restaure la adoración en el templo de Jerusalén es una abominación. Dios terminó ya el Viejo Pacto e instauró el Nuevo:

Si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, ciertamente no se habría procurado lugar para el segundo, pues reprendiéndolos dice: "Vienen días -dice el Señor- en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto. No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Como ellos no permanecieron en mi pacto, yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor-: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo. Ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: "Conoce al Señor", porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos, porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus maldades".Al decir "Nuevo pacto", ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece está próximo a desaparecer. (Hebreos 8:7-13)

El pacto que Dios haría con Israel, que prefiguró tanto a los israelitas de sangre como los israelitas "espirituales", los gentiles creyentes, fue posible gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. Con la llegada del Nuevo Pacto, el Viejo Pacto desapareció.

El templo de Dios
De esta manera, sabiendo que Dios no restaurará la adoración del Viejo Pacto, ni –por tanto- el templo de Jerusalén que construyó Salomón, y conociendo que Dios no mora en templos hechos por hombres (así sean templos "cristianos"), ¿qué significará entonces que el hijo de la perdición se siente sobre el templo de Dios..?

Primero, hay que identificar cuál es el templo de Dios:

¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros? (1 Corintios 3:16)

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6:19)

Somos, pues, templo de Dios. ¿Significa eso que Dios mora en nosotros...? Claro que sí:

¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: "Habitaré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (2 Corintios 6:16)

Dios habita entre quienes lo adoran a Él, no en quienes siguen a otros hombres. Esto lo hace posible la mediación de nuestro Señor:

En él todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:21-22)

Así, quienes usurpan el lugar de Dios, pueden sentarse (gobernar) sobre el templo de Dios (nosotros), afirmando ser Dios, pretendiendo ser como Dios.

Resumiendo, sabemos que el templo de Jerusalén era el lugar simbólico de la morada de Dios, el sitio donde Él habitaba entre el pueblo; el templo era el lugar desde donde Dios gobernaba proporcionándoles sus leyes y proveyéndoles dirección espiritual. Con la llegada del Nuevo Pacto, la congregación cristiana (de manera individual y colectiva) pasó a ser el templo de Dios, su pueblo en el que él mora. Dios mora en cada creyente y, al mismo tiempo y consecuentemente, mora en su iglesia (que somos todos los cristianos) Cuando el hombre de perdición, u hombre de pecado, se sienta en el templo podría dar a entender sus pretensiones de tener derecho a ejercer autoridad divina en cada creyentes y, en general, en la congregación cristiana; este tipo de hombres quiere ejercer la misma autoridad que Dios ejercía en su templo en Jerusalén. Estos anticristos se colocan sobre cada creyente –que es el templo de Dios- y sobre la iglesia en general, reclamando la misma autoridad de Cristo, fingiendo ser cristianos pero en realidad demostrando que no lo son al usurpar el exclusivo papel de Cristo como nuestro Cabeza.

Al respecto, Barnes, el comentarista bíblico, indica:
Toda pretensión de dominio sobre la conciencia o cualquier plan para dejar a un lado las leyes divinas y restarles eficacia [hacerlas inconsecuentes o no operativas], se correspondería con lo que supone esa descripción. No cabe esperar que haya alguien que se atreva a afirmar abiertamente ser superior a Dios, pero se habría de dar la sensación de que los decretos y las estipulaciones del "hombre de pecado" invadirían el ámbito de jurisdicción en el que sólo a Dios corresponde legislar, y que las ordenanzas por él promulgadas serían de una naturaleza que dejaran sin efecto las leyes divinas, al colocar otras en su lugar... Eso significa necesariamente que, mediante mucha palabrería, realmente alegue ser Dios, que usurpe el lugar de Dios y exija las prerrogativas de Dios.

Y así tenemos que recalcar nuevamente el asunto de la autoridad. La autoridad que, por derecho, le pertenece solo a Dios y al Hijo.

Cuando los pastores –o cualquier otro hombre- insinúan a otros, ya sea abierta o disimuladamente, para que acepten sus palabras y sus normas religiosas (aquellas que no estén establecidas claramente en las Escrituras), como si tales normas provinieran de Dios, tales hombres están manifestando el espíritu del "hombre de pecado", el espíritu del anticristo.

La doctrina de los nicolaítas y los anticristos
En Apocalipsis podemos encontrar algo relacionado con el tema. Jesús advierte a la iglesia de Pérgamo, entre otras cosas, acerca de la doctrina de los nicolaítas:

Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. (Apocalipsis 2:15)

Y ya había advertido a la iglesia de Éfeso sobre la pérdida de su primer amor, abonándole, como cosa buena, que aborrecían las obras de los nicolaítas:

Pero tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. (Apocalipsis 2:6)

Por más que se busque, no se ha podido encontrar registro de ningún grupo sectario con este nombre durante el tiempo de los apóstoles. Si vamos a la raíz griega del término "nicolaítas", vemos que viene de "Nik-ol-ah-ee" (Nicolás) que significa :conquistador, devorador del pueblo, dominador sobre el pueblo; donde "Nikao" es dominar y "laos" es pueblo, entendido éste como laicado, es decir, personas que adoran a Dios, pueblo de Dios.

Vemos que se establece con este término una distinción muy clara entre el dominador y el laicado; o, como he asegurado en varias ocasiones, entre el pastor y el laicado.

Si comparamos los versículos 6 y 15 de Apocalipsis 2, vemos que Dios aborrece tanto las obras de estos hombres dominadores, como la doctrina que los sustenta y avala para ejercer dominio sobre su pueblo.

Conclusión
En vista de la evidencia presentada, cada persona debería considerar bajo oración y en la soledad de su lugar secreto, si existen razones suficientes para llegar a creer que la venida de dicho "hombre de perdición" se refiera a la aparición futura, después del Rapto de la iglesia, de una persona en particular, incomparablemente malvada, soberbia y engañadora. Cuando se haga el análisis, recomiendo tener en cuenta las palabras de Juan refiriéndose al mismo tipo de persona, pero no llamándolo "hijo de pecado", sino "anticristo", asegurando que hay muchos anticristos. Ambos, Pablo y Juan, se refieren al mismo tipo de personas que, pareciendo ser cristianos, usurpan el lugar de Cristo y se oponen de esta manera a Él.

y todo espíritu que no confiesa a Jesús no procede de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que había de venir y que ahora ya está en el mundo. (1 Juan 4:3)

¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. (1 Juan 2:22)

¿Cómo se puede negar al Padre y al Hijo...? Negar al Padre y al Hijo no significa solamente asegurar que no existen. Ni siquiera los demonios lo hacen, ellos creen y tiemblan. Negar al Padre y al Hijo es hacer lo que hace este "hombre de pecado", estos anticristos. No puede haber mayor impiedad, mayor iniquidad, que intentar usurpar la posición y autoridad del Soberano Dios. Y eso es lo que han hecho todos los líderes religiosos –llámense pastores, obispos, ancianos o como sea- a través de la historia de la humanidad. Sucedió en el pasado y sucede en el presente.

Desprecian al Padre, quien dio "todo poder y autoridad" al Hijo, y a nadie más; y desprecian al Hijo al ignorar que el Padre ordenó que "todos deberían honrar al Hijo de la misma manera en que honran al Padre". El hombre de pecado, los anticristos, pretenden para sí el honor que únicamente le pertenece a nuestro Cabeza Cristo Jesús. Y la usurpación de su puesto se hace evidente cuando intentan ejercer la jefatura y autoridad que únicamente le pertenece al Salvador sin que Él la haya delegado en nadie más. Ese es el espíritu del anticristo.

Deshonrar al Hijo se hace todos los días en las iglesias "cristianas" donde los pastores y líderes se erigen como intermediadores entre Dios y su pueblo. Jesús dice que nadie va al Padre si no es a través de él. Pero los pastores ahora alegan extrabíblicamente que nadie puede ir al Hijo si no es a través de ellos.

Ese es un atrevimiento muy peligroso.

Tan peligroso y tan atrevido como asegurar que todos necesitamos ayuda de los pastores para entender la Biblia y que nadie puede lograr el entendimiento sin la guía de estos gobernantes usurpadores que son los pastores. ¿Usurpadores..? Sí. Porque usurpan el papel de Cristo como único camino, usurpan el papel del Espíritu Santo en su labor de guiador escritural y desprecian la orden del Padre quien dio toda autoridad solamente al Hijo, cuando alegan que ellos, los pastores, son los co-gerentes del Reino de Dios. Ese es el espíritu del anticristo que ya está presente en todas las denominaciones del mundo.

Ruego a Dios que examinen esta información a la luz de las Escrituras y que los ilumine para entendimiento.

El advenimiento de este hombre de pecado, cuya operación es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. (2 Tesalonicenses 2:9-10)

Y la verdad es, recuérdenlo, solamente Cristo.


Ricardo Puentes M.
Agosto de 2007