lunes, 20 de agosto de 2007

¿QUIÈN ES EL BUEN PASTOR..?

¿QUIÉN ES EL BUEN PASTOR...?

Yo soy el buen pastor;
el buen pastor su vida da por las ovejas.
Pero el asalariado, que no es el pastor,
de quien no son propias las ovejas,
ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,
y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

(Juan 10:11-12)

Muchas de las personas por las que siento profundo afecto siguen siendo Testigos de Jehová –organización a la cual pertenecí- y puedo afirmar sin mentir que todas ellas son dignas de mi admiración y respeto debido a sus fuertes convicciones y a la férrea defensa que hacen de su mal entendida fe. Mismas razones para, al mismo tiempo, sentir hondo pesar. De todas las sectas que conozco, tal vez no exista una tan fuertemente estructurada y encerrada en sí misma como la Watchtower Society (Sociedad Torre del Vigía), cosa que impide el que sus fieles se permitan analizar libremente sus creencias sin el riesgo de ser acusados de "apóstatas". El "Cuerpo Gobernante" (los miembros dirigentes a nivel mundial de esta secta) les prohíben explícitamente a los fieles Testigos que lean cualquier cosa que no esté de acuerdo con lo que ellos enseñan a través de sus revistas (Atalaya y Despertad), folletos y libros so pena de atraer sobre ellos el castigo de "Jehová". Este "cuerpo gobernante" se considera a sí mismo como el Canal de Dios para los hombres, el "esclavo fiel y discreto" a través del cual Dios se comunica con el resto de creyentes; no dudan en decir que son el profeta de Dios para este tiempo (a pesar de sus múltiple profecías fallidas) y que –al pertenecer al resto ungido de 144.000- serán los únicos que irán al cielo mientras que el resto de creyentes que ellos llaman "la grande muchedumbre" tendrán como destino eterno el paraíso terrenal en el Milenio.

Este "cuerpo gobernante" tiene sedes en cada país a las que llama "sucursales", nombrando a un hombre de confianza (no necesariamente de los 144.000) como cabeza en cada país donde están. Debajo en la escala están los superintendentes de distrito, luego superintendentes de circuito y, finalmente, los ancianos de cada congregación. Bajo los ancianos están los siervos ministeriales y luego los simples publicadores. Una manera de ascender en la escala de jerarquía es haber reportado un buen número de horas de predicación de casa en casa, haber vendido (ellos llaman "colocar") una cantidad de sus publicaciones, y haber servido en diferentes niveles de predicación conocidos como "precursorados", también cuenta el haberse matriculado en la escuela doctrinal, (ellos le dicen escuela "teocrática") donde se aprende el arte de la oratoria y sobre cómo responder a las objeciones que presenta el "amo de casa" en la predicación de casa en casa y, por supuesto, cuenta muchísimo la recomendación de los "ancianos", el cuerpo dirigente de la congregación a los cuales se les debe reverencia ya que representan al "cuerpo gobernante", representante –a su vez- del mismísimo Dios.

Dentro de estas personas apreciadas por mí, unas se retiraron apaleadas moral y anímicamente por estos cuerpos de ancianos y superintendentes que pretendían controlar cada aspecto de la vida del creyente, entrometiéndose en sus más íntimas actividades –incluso el lecho matrimonial- tratando de sujetar cada faceta al control del "esclavo fiel y discreto" que tiene de todo menos de esclavo, de fiel ni de discreto.

Un ejemplo de amorosa entrega por la "obra del Señor", fue el de la persona que me dio el "estudio bíblico" (que era en realidad un estudio de las publicaciones de ellos), músico virtuosísimo, ejemplo de constancia, honestidad y consecuencia. Él y su esposa vivían siempre al borde de la angustia financiera y estuvieron bajo la estrecha vigilancia de sus superiores "espirituales" debido a que estos consideraban que éste músico, cada vez que interpretaba su instrumento, parecía poseído por Satanás. Finalmente él y su esposa terminaron su matrimonio y salieron de los Testigos de Jehová.

Otra víctima de estos "pastores" o "ancianos" fue una persona muy cercana a mí, a quien calumniaron terriblemente hasta que la obligaron prácticamente a "desasociarse" (una desafiliación no explícita) y a buscar a Dios por otros caminos. Terminó en un movimiento Nueva Era donde aún continúa. Finalmente, mi hermano. Él prácticamente inició su búsqueda de Dios desde la tierna edad de 5 ó 6 años y, soportando burlas, palizas y quema de sus revistas Atalaya y Despertad se aferró con todo a lo que él creía (aún lo cree) que era "la verdad". Creía mi pobre hermano que la persecución de la que era objeto en el colegio y la casa era la prueba irrefutable de que esa era la verdad, la verdad de Cristo.

Y llegó a ser anciano de una congregación en un pueblo cercano a la capital. Debido a su precursorado especial, la "Sociedad" le giraba cierto dinero y junto a su esposa vivieron tranquila y sosegadamente durante algunos años. En ese tiempo, gran parte de mi familia llegó a ser Testigo de Jehová y consideraba a mi hermano como un verdadero ejemplo de fidelidad a "Jehová", tanto que su experiencia fue reseñada en una de esas revistas que circulan a nivel mundial. Excelente orador y estudioso de la Biblia (de la Biblia de los Testigos, claro está), era frecuentemente invitado a ofrecer conferencias en diferentes congregaciones y asambleas. Su sueño era llegar a "Betel" una escuela de misioneros ubicada en Brooklin, el cuartel general de la Watchtower Society. Y para eso se esforzaba cada día. Pero tuvo la "mala suerte" de caerle mal a un superintendente quien movió cielo y tierra para que removieran a mi hermano de su cargo de anciano. Y lo logró. Utilizando la intriga y la injuria, este "pastor" de Dios convenció a las autoridades de los Testigos en Colombia de sancionarlo. De un día para otro, mi hermano se quedó sin sustento, sin donde vivir y con la certeza de que Dios lo estaba castigando de algún modo por algo que él había hecho y que no alcanzaba a comprender. Mi hermano había renunciado a una carrera universitaria o al aprendizaje de algún oficio por entregarle todo a la Sociedad. Y ahora no tenía nada. Ni siquiera esperanza.

Su caída fue vertiginosa. Yo, para entonces totalmente alejado de Dios, no pude darle la ayuda que necesitaba y ambos –cada cual por su lado y en su estilo- tocamos fondo. Aunque yo había sido víctima de los "ancianos" Testigos mucho antes, aún consideraba que esa era la religión verdadera, la aprobada por Dios, y que lo ocurrido con mi hermano y conmigo, era un asunto de "hombres" no de Dios. Mi hermano se divorció y un día aceptó una invitación mía a probar con un movimiento Nueva Era en esa búsqueda espiritual. De ser una persona sumisa y resignada, mi hermano se transformó en un "líder", optimista y "dueño de su vida" que no estaba dispuesto a dejarse subyugar de nuevo, así esto significara pisotear a quien pretendiera pisotearlo. Sin embargo, aún sentía ese vacío que sólo puede llenar Dios, así que aceptó otra invitación mía al G12 de Castellanos, donde se enseñaba lo mismo que en ese movimiento Nueva Era –Lifespring- con el aditivo del falso soporte escritural para las mismas creencias de visualización, el poder "mágico" de nuestra palabra, etc. Muy pronto se dio cuenta de que en el G12 estaban haciendo mercadería con la Palabra de Dios y nunca regresó. Hoy día sigue fiel a Lifespring y ha regresado –al mismo tiempo- a los Testigos de Jehová. No quiere escuchar nada más de lo que yo tenga que decirle. Y lo entiendo.

Al igual que él, muchas otras personas de todas las denominaciones y confesiones son como las descritas por el apóstol:

"Zarandeados por cualquier corriente doctrinal, por el engaño de los hombres, por la astucia que lleva al error". (Efesios 4:14)

Un asunto que nos atañe especialmente en esta época peligrosa, previa a la inminente llegada de Jesucristo por su iglesia.

El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, por prestar atención a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas (1 Timoteo 4:1)

Ante tanto peligro, muchos se preguntan sinceramente cómo hacer para reconocer la verdad. A muchos les parece un verdadero acertijo el descubrirla y se angustian por hallar el favor de Dios que consideran injusto y escurridizo. Y se vuelven seguidores de hombres, seguidores de hombres que se hacen llamar "pastores", "maestros", "ancianos", "apóstoles", "concilios", "cuerpo gobernante", "esclavo fiel y discreto", etc., que se convierten más en un obstáculo para la relación del creyente con Dios, que un facilitador de la misma. Desvían hacia ellos mismos la obediencia debida hacia el único Cabeza Cristo y alegan que Jesús les delegó su autoridad sobre sus ovejas y que, por tanto, quien les desobedece a ellos, está desobedeciendo al mismo Dios. ¡Qué atrevimiento....!

Entre las múltiples y torcidas enseñanzas de las denominaciones "cristianas" están los famosos "ministerios" que son entendidos como cargos en una jerarquía eclesiástica, entre los cuales está el "pastorado", un "ministerio que debe ejercer gobierno". En las iglesias "cristianas", el pastor se encarga de gobernar un grupo de fieles, de instruirlos y se hace responsable ante Dios de la salvación de cada alma. A su vez, la "iglesia", es decir, los fieles, le deben obediencia y respeto. Desobedecer al pastor es desobedecer a Dios y quien lo haga traerá sobre sí terribles maldiciones que podrán pasar de generación en generación. Si a cada cristiano –como asegura la cartilla doctrinal de Asambleas de Dios- le es dada autoridad plena "sobre cada dimensión, tanto natural como espiritual –para reinar como agentes de Dios", imagínense la clase de autoridad que alegan detentar los pastores: una autoridad sobre autoridad..!

En este orden de ideas, cuando un pastor es sorprendido en un pecado "grave", como robo o adulterio, el llamado es a "fijar la vista en Dios y no en hombres". Esto traduce que la persona debe seguir en la misma iglesia, bajo el mismo pastor, obedeciéndolo con sumisión. La verdad sea dicha, muchos no entienden qué cosa significa eso de "fijar su vista en Dios y no en hombres" en estas circunstancias. Para tener a las "ovejas" fieles al pastor y a la denominación, se enseña que uno debe permanecer donde Dios lo puso, es decir, en la iglesia donde se está en ese momento, so peligro de maldición por rebeldía. Para ser francos y directos, una oveja que se va para otra iglesia es una fuente de ingresos que se pierde. Como apoyo bíblico para evitar la fuga de ovejas o la desobediencia al pastor pecador, se escogen ejemplos como el de David, obediente al corrupto Saúl, el "ungido" de Dios. Caso que no tiene nada que ver y que más adelante ampliaremos.

Así las cosas, no es de extrañar que los creyentes que no han verificado en las Escrituras semejantes afirmaciones, o han sido engañados por los mismos pastores que les enseñan textos fuera de contexto, obedezcan ciegamente a hombres y los consideren como sus pastores, sus intermediarios ante Dios.

¿Tiene validez bíblica esta afirmación....?

No, como veremos. Lo primero es definir qué es ese "ministerio de pastor", que alcances tiene y si es verdaderamente aprobado por Dios.

El ministerio del pastor
Según las enseñanzas de las denominaciones "cristianas", podemos resumir el asunto de la siguiente manera, según la doctrina que una hermana gentilmente me hizo llegar:

A.El ministerio pastoral está directamente ligado con el pueblo. Es un ministerio que debe ejercer un gobierno.
B.Jesús se autonombra el buen pastor. Ya que el buen pastor da su vida por las ovejas. Esta es la naturaleza de un llamamiento pastoral: darse entero en pos de la congregación.
C. La función del pastor la vemos en Ezequiel 34:4
a) Fortalecer a las ovejas débiles
b) Curar a las ovejas enfermas
c) Vendar a las ovejas perniquebradas
d) Hacer volver a las ovejas descarriadas
e)Buscar a las ovejas perdidas


Veamos el pasaje de Ezequiel 34 donde supuestamente se definen las funciones del pastor, analicemos el contexto:

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: "Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: "Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no apacientan a los rebaños? Os alimentáis con la leche de las ovejas, os vestís con su lana y degolláis a la engordada, pero no las apacentáis. No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la enferma; no vendasteis la perniquebrada ni volvisteis al redil a la descarriada ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. (Ezequiel 34:1-4)

El texto no es una muestra de instrucciones acerca de lo que deberían hacer los pastores, sino todo lo contrario: nos enseña lo que hicieron ocasionando la ira de Dios sobre ellos. Es muy triste comprobar que eso, precisamente, es lo que hacen hoy día: se apacientan a sí mismos, se alimentan a costa de las ovejas y se han enseñoreado de ellas con dureza y violencia. Acerca de este "enseñorearse" sobre la grey, Jesús dijo muchos años después:

Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. Entre vosotros no será así. (Mateo 20:25-26) Versión Reina Valera 1989.

La orden de nuestro Señor es muy clara. Entre sus discípulos nadie debería enseñorearse sobre los otros; nadie debería ejercer autoridad sobre el resto. Con esta instrucción resulta absurda la pretensión de quienes alegan detentar una autoridad de parte de Cristo para ser ejercida sobre el resto de creyentes.

Cuando comparamos esta orden de nuestro Señor Jesús, con afirmaciones como la de un apreciado hombre (a quien admiro pero que tal admiración me obliga precisamente a no callar) que asegura todo lo contrario, debemos preguntarnos quién tiene la razón. El hermano en cuestión dice:

"Así pues, cuando la Palabra dice que los fieles tienen que obedecer a los responsables de la iglesia local, y sujetarse a ellos, significa literalmente que deben "doblegarse bajo la autoridad de ellos", es decir, doblegarse a la autoridad de Cristo en ellos. Insistimos que a la autoridad a la que se doblegan, es a la del Señor en esos ministros, no al dicho de los hombres. Es menester erradicar toda falta de auténtica obediencia y sujeción a la autoridad pastoral, porque no olvidemos que el Reino de Dios está en la Iglesia de Cristo, y siempre permanecerá…pero, ¿y los que no viven conforme a él y su autoridad?.."

El hermano utiliza el texto de Hebreos 13:17 para sustentar su punto.

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso" (Hebreos 13:17)

Lo primero que hay que mencionar de esta traducción, es que la palabra vertida aquí para "pastores" no es Poimén, término griego que traduce "pastor". La palabra usada en este pasaje, al igual que en Hebreos 13:7, no es poimén, sino jeguéomai, una forma verbal que puede vertirse como "aquellos que llevan la delantera", "aquellos que los guían", "aquellos entendidos", "aquellos que os estiman". Y también puede usarse una forma más fuerte: "aquellos que os mandan"

En cuanto a "obedeced", la palabra griega es peídso, (de peithomai) que puede traducirse como "confíen", "estar convencidos", "crean", "déjense persuadir" y, también, "obedecezcan". Así que "obedecer" solo es una de las posibles traducciones. Todas las demás acepciones nos indican una acción de dejarse persuadir o convencer, de creer y dejarse llevar. ¿Por qué debería escogerse esta acepción autoritaria si el pasaje no lo amerita ni tal muestra de autoritarismo tiene apoyo en el resto del evangelio..?

Un comentarista bíblico afirma:

El significado básico del término griego utilizado (peithomai) implica que la aquiescencia otorgada por la persona cristiana surge como resultado de tener `confianza' primero, de estar `convencido' y `creer' en lo que proviene de esos hermanos cristianos, y sobre esa base él o ella responden positivamente.

Con todo, aún si se tradujera "obedeced a quienes llevan la delantera", ¿implicaría esto automáticamente una virtual sumisión hacia personas que llevan la delantera? La respuesta siempre será negativa puesto que el mandato de Cristo no se limitaba solamente a que los cristianos se hicieran llamar "maestros" o "líderes", sino que prohibía rotundamente el que alguien asumiera una posición de autoridad sobre sus hermanos creyentes: "y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. Entre vosotros no será así. (Mateo 20:26)

¿Por qué razón –pregunto de nuevo- deberíamos aceptar una traducción autoritaria pudiendo optar, de manera perfectamente válida, por otra más acorde con el mensaje total del evangelio...?
Claramente, quienes usaron las palabras autoritarias, buscaban sustentarla bíblicamente. Dentro de la amplia gama de posibilidades, ellos prefirieron usar precisamente la única traducción que no se acomodaba al contexto del evangelio de Cristo: el autoritarismo. Evidentemente, quienes usaron "obedezcan" pudiendo utilizar "déjense persuadir" o "escuchen", querían comunicar un mensaje claro y contundente –además de erróneo- de la existencia de una jerarquía entre los seguidores de Cristo. Algo que Cristo rechazó de manera contundente.

De la misma manera, cuando la Palabra menciona las diferentes designaciones de pastor, maestro, evangelizador, y así por el estilo, lo que está describiendo son servicios que deben rendirse, trabajo que debe hacerse a favor de la comunidad cristiana, y de ninguna manera se refiere a cargos en el sentido de posiciones organizacionales en una institución corporativa. En cualquier caso, los términos "servicios" y "escuchen" armonizan perfectamente con las Escrituras, en contraste con los estridentes "líderes" y "obedezcan". Para más información pueden referirse a los artículos sobre "Autoridad en la iglesia" publicados en el foro Sea Dios Veraz.

Veamos algo de esos famosos "ministerios". El apóstol los llama dones y el contexto nos indica que son dones de servicio.

Por lo cual dice: "Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres" Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, (Efesios 4:8,11)

Pablo afirma que Cristo dio "dones a los hombres", es decir, a sus seguidores, pero todos éstos, fuesen apóstoles, profetas, evangelizadores, pastores o maestros, ¿buscaban algún tipo de sumisión por parte de los otros creyentes..? No, pues el apóstol sigue diciendo para qué eran estos "dones" de servicio:

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4:12-13)

Estos dones de "maestros", "evangelizadores" y demás, fueron dados por Dios para que las personas crecieran "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", es decir, para que cada uno de ellos llegara a ser como su Cabeza, Cristo, capaz de decidir por sí mismos, como personas adultas y maduras espiritualmente. Los dones no fueron dados para que siguieran siendo como niños:

Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; (Efesios 4:14)

Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño. (Hebreos 5:12,13)

De estos pasajes se desprenden dos cosas; 1)los dones fueron dados para hacernos crecer espiritualmente; 2)los dones (o ministerios, si prefieren esa palabra) son dados a todos los hombres para que se edifiquen a sí mismos y para que edifiquen a los demás. 3) Los dones nos convierten de niños espirituales que necesitan ser enseñados, a hombres maduros espiritualmente maduros que pueden entender cosas espirituales más profundas, "alimento sólido".

Las Escrituras también se refieren al proceso hacia la madurez cristiana, como una edificación del edificio que somos cada uno. Todo cristiano, toda persona nacida de nuevo debe empezar a "sobreedificar" sobre el fundamento que es Cristo. ¿Cómo sobreedificar..?

Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa".(Lucas 6:47-49)

Cristo compara la obediencia a Él (no a los pastores) con un hombre prudente que construye su casa sobre la roca. De igual manera, el que oye las palabras del Señor y no las obedece, se compara con alguien que construye su casa sobre la arena, sin fundamento. Primero veamos qué es ese fundamento.

Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. (1Cor. 3:11)

El fundamento, la roca, es nuestro Salvador Jesucristo. Eso significa que solamente podemos acudir a él para empezar a levantar nuestro edificio de fe en cada uno de nosotros. No hay otra manera. Y acudir a Jesús no es lo mismo que acudir a hombres, llámense estos pastores, maestros, profetas, apóstoles o lo que sea. El fundamento solamente es Jesucristo. ¿Cómo edificar sobre el fundamento..?

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (Mateo 7:24)

Edificar sobre la roca significa escuchar atentamente a Cristo y hacer lo que él ordena. Una vez hemos aceptado a Cristo como Salvador, ya hemos colocado el fundamento –Cristo, la Roca- en nuestra vida; entonces, edificamos sobre ese fundamento escuchando atentamente y cumpliendo la palabra de Dios, aplicándola perfectamente en nuestras vidas.

Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros. (Hechos 20:32)

Y la única manera de sobreedificar es estudiando las Escrituras. Solamente la bendita palabra de Dios, conforme la escuchamos, la estudiamos y la aplicamos, es capaz de levantar dentro de nosotros un edificio de fe poderoso fuerte y seguro asentado sobre el fundamento del mismo Cristo.

Cristo es la Palabra encarnada de Dios, la Biblia es la Palabra escrita de Dios. Aceptar a Cristo es ni más ni menos que aceptar su Palabra. Escuchar a Cristo es escuchar lo que nos dice la Escritura –no pastor alguno; obedecer a Cristo es obedecer lo que nos dice en su bendita Palabra, no a hombre alguno.

Así, si un creyente desea edificar una fe fuerte, que soporte cualquier embate del enemigo, debe acudir a la fuente de agua viva que es Cristo, que es la mismísima Escritura.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" (Juan 7:37)

Para beber de la fuente, Cristo, no necesitamos de aguateros ni de mercaderes de agua. La cuestión es asunto directo entre Cristo y el creyente. No hay intermediarios de ninguna clase.

Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.." (Apocalipsis 22:17)

Y, sorpréndase.... ¡Es totalmente gratis...!

Por esto es que podemos entender mejor las palabras del apóstol inspirado: Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón. (1 Cor. 11:3)

Note la frase "La cabeza de todo varón es"; no el pastor local ni el pastor del pastor, ni el anciano, ni el cuerpo gobernante, ni el concilio, ni el profeta, ni el apóstol, ni el maestro; tampoco la cabeza de todo varón es el superintendente. La cabeza de TODO VARÓN es Cristo... no hombre alguno.

Aceptar a Cristo como nuestro Único Cabeza, significa aceptarlo como la fuente de vida divina para nuestra vida; significa que solamente a Él es quien debemos acudir en busca de ayuda y consejo. Aunque las Escrituras apoyan el que nos apoyemos unos a otros y que nos exhortemos unos a otros, no estamos obligados a aceptar el consejo de otro hombre; sin embargo, como seguidores de Cristo, uno de los compromisos que adquirimos es el buscarlo a él en procura de guía. Y esto tampoco es obligatorio: cuando dejemos de buscar a Cristo, significará que ya no somos cristianos. Y punto.

Aceptar a Cristo como nuestro Cabeza, quiere decir que cualquier exhortación, consejo, enseñanza, palabra y ejemplos provenientes de hombres, SIEMPRE debemos confrontarlos con lo que nos dice Cristo, y que solamente está registrado en la Biblia. Aceptar la guía de pastores, el consejo de ancianos y los vaticinios de profetas sin consultar las Escrituras, significaría negar a Cristo como nuestro Cabeza, sería negar su autoridad.

Así que quien afirma que "quien desobedece al Pastor, desobedece al mismo Dios", está realmente caminando sobre arenas movedizas muy peligrosas. Quien afirme esto está suplantando la legítima autoridad de Cristo. Se está oponiendo a nuestro Salvador.

De igual manera, quien busque dirección de pastores, profetas, apóstoles, maestros y demás, demostrándoles obediencia total y sumisión ciega, están demostrando que no tienen fe en Cristo, no creen que él los pueda dirigir y no están mostrando el respeto a su sacrificio expiatorio, que fue precisamente con el cual nos compró para él:

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6: 19-20).

Por alto precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. (1 Cor. 7:23)

Somos de Dios. Él nos compró, no pastor alguno. El precio que pagó nuestro Señor fue su preciosa vida; despreciar su jefatura única es lo mismo que despreciar su sacrificio.

¿Entonces.....¿Quién es el Buen pastor....?

Que responda Jesús:

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (Juan 10:11-12)

Al dar su vida por nosotros, las ovejas, Cristo nos compra y se constituye, por derecho legal, en nuestro Pastor. No es que se Jesús se "autonombre pastor", como asegura una querida hermana. Él pagó un altísimo precio por nosotros.

Siendo que Jesús es el Buen Pastor, quien da su vida por las ovejas, mientras que el pastor "asalariado", a quien no pertenecen las ovejas, huye cuando hay peligro, ¿significa eso que Jesús aprueba esta especie de pastores asalariados como si fueran una especie de delegados suyos..?

Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le importan las ovejas. "Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. (Juan 10:13-15)

Únicamente nuestro Señor es el verdadero Pastor. Él dio su vida por nosotros. Nadie más lo ha hecho y nadie más tiene derecho de llamarse el pastor. No hay pastores "delegados".

Regresemos al pasaje de Ezequiel 34 donde, después de que Dios desaprueba lo que han hecho estos pastores asalariados, viviendo a expensas de las ovejas, alimentándose a sí mismos, también los acusa de "os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. (Ezequiel 34:4)

Debido a que Dios reprocha el abuso de estos pastores que, además, se han enseñoreado de las ovejas con dureza y violencia, el Creador no dice que levantará otra clase de pastores asalariados. Veamos:

Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Yo estoy contra los pastores y demandaré mis ovejas de su mano! Haré que dejen de apacentar mis ovejas, y ya no se apacentarán más los pastores a sí mismos, pues yo libraré a mis ovejas de sus bocas y no les serán más por comida. "Porque así ha dicho Jehová, el Señor: Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré yo a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. Yo apacentaré mis ovejas y les daré aprisco, dice Jehová, el Señor. Yo buscaré a la perdida y haré volver al redil a la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia. (Ezequiel 34:10-12, 15-16)

Es el mismísimo Dios, en persona, quien se constituye en nuestro pastor al mismo tiempo que rechaza a los pastores asalariados. Es Dios quien promete apacentarnos sin intermediario alguno:

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas (Juan 10:11)

Dios Padre prometió en el Antiguo Testamento, hacer un Nuevo Pacto en el cual Él mismo apacentaría a las ovejas mediante su Hijo Jesús prefigurado por David.

Yo salvaré a mis ovejas y nunca más serán objeto de rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Yo levantaré sobre ellas a un pastor que las apaciente: mi siervo David. Él las apacentará, pues será su pastor. Yo, Jehová, seré el Dios de ellos, y mi siervo David, en medio de ellos, será su gobernante. Yo, Jehová, he hablado. (Ezequiel 34-22-24)

Nuestro único gobernante –de nuevo- es solamente el Buen Pastor, Jesucristo.

"Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis preceptos, y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra". (Ezequiel 37:24)

Igual que los profetas del antiguo pacto terminarían, los pastores al estilo viejo pacto también terminarían. Solo tenemos un Pastor, y ese es nuestro Señor Jesucristo. La profecía de Zacarías 13:7 se cumplió en Jesús:

Entonces Jesús les dijo: --Todos os escandalizaréis de mí esta noche, pues escrito está: "Heriré al pastor y las ovejas serán dispersadas" (Marcos 14:27)

Otra vez: ¿quién es el pastor...?

Pero el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. (Juan 10:2) Como los discípulos no entendieron la alegoría, Jesús volvió a decirles:

Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (Juan 10: 9, 11-12)

Jesús, además de ser la puerta, es también el Buen Pastor. Mediante los dones dados a los hombres, nosotros podemos ayudar a otras ovejas a encontrar la guía del Buen Pastor. Pero eso no nos constituye en pastores a nosotros. A lo sumo, seríamos siervos asalariados, sin derecho a ejercer autoridad sobre otras personas; las ovejas no son propias y, por tanto, no estamos en posición de exigir obediencia. Nadie lo está.

Quien no reconozca la autoridad única de Cristo, y se erija sobre las ovejas del Señor, es duramente señalado por el Señor:

El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. (Juan 10:1)


Disculpen la extensión de este estudio. Dios los bendiga.

Ricardo Puentes M
Julio de 2007