jueves, 17 de julio de 2008

EL ARREBATAMIENTO. PARTE 2

EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA
¿Está próximo...?
Parte 2


Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores,
andando según sus propias concupiscencias, y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su advenimiento?
Porque desde el día en que los padres durmieron,
todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.

(2 Pedro 3: 3-4)


Arrebatamiento.. ¿antes o después de la gran tribulación...?
La Biblia no da una respuesta contundente a esta pregunta. Muchos teóricos afirman que el “rapto”, como ellos lo llaman, tendrá lugar antes de que sucedan todas las tragedias anunciadas en Apocalipsis. Sin embargo, en Apocalipsis encontramos este pasaje:

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. (Apocalipsis 20:4)

Claramente y sin equívoco, aquí se nos está mencionando que habrá muertos, mártires de Jesús, durante la época de la Bestia, su imagen y el Falso profeta, que muchos asocian a lo que se conoce como la “gran tribulación”, pero que la Biblia no afirma que este sea un período especial que ha de producirse en este tiempo. Tampoco lo niega.

Por otro lado, la Biblia sí nos asegura que los últimos días serán como los días de Noé y de Lot, no solamente por la maldad y el desinterés de Dios, sino porque los cristianos serán protegidos, tal y como Noé y Lot lo fueron.

Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado. Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? El les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas. (Lucas 17:26-30, 34-37)

El asunto es claro. Tanto Lot como Noé fueron protegidos de la ira de Dios sobre los impíos. Ningún justo será destruido por Dios. Sin embargo, tal y como lo señala Apocalipsis 20:4-6, habrá cristianos que sufrirán martirio. Aunque, repito, las Escrituras no especifican que la persecución ocurra hacia el final de los tiempos; y tampoco dice que no ocurrirá.

Primero que todo, es importante entender que la gran tribulación no se refiere solamente a un período de cataclismos naturales, ni ocurrirá en un período de siete años –como mencionan algunos escatólogos, sin ningún soporte bíblico- sino también a un período donde prevalecerá la apostasía dirigida por falsos ungidos que harán milagros y engañarán a muchos:

Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. (Mateo 24: 6-13)

Ni las guerras, ni las hambres, ni las pestes, ni las persecuciones serán la señal inmediata de la venida de Cristo. Todas estas cosas sucederían pero “aún no es el fin”. Ciertamente sería una señal de que el fin se aproxima, pero Jesús asegura que todavía estaría más o menos lejano, que no nos debemos preocupar aún por eso.

La gran apostasía... ¿cuándo..?
Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que la gran apostasía inició su camino hacia el actual auge, en el siglo I de nuestra era.

A la muerte del último de los apóstoles, Juan, se produjo el surgimiento de la apostasía. Muchos de quienes se llamaban a sí mismos “cristianos”, discípulos de los apóstoles, se erigieron entonces como cabezas visibles de la iglesia de Cristo. No estando ya vivo ninguno de quienes sí habían recibido autoridad directa de Cristo –los apóstoles-, estos falsos maestros (que conocemos como los “Padres de la iglesia”) arrastraron tras de sí a multitudes de creyentes; como predijo Pablo, ya no había quien los detuviera. De ser siervos pasaron a ser autoridades y, colocándose en el lugar que solamente le corresponde a Cristo, exigieron obediencia hacia ellos argumentando que tal obediencia absoluta debería ser la misma que se le debía a Cristo, convirtiéndose en anticristos. Decían estos apóstatas y falsos maestros que quienes los desobedecieran a ellos, desobedecían al mismo Cristo. Exactamente igual a como sucede en todas las iglesias de hoy.

Muchos fueron extraviados. Debido a que se dejaron cegar por la pompa y el ropaje de autoridad espiritual de estos apóstatas, negándose a someterse a la autoridad invisible de Cristo y, en cambio, rendirse ante la autoridad visible de estos impostores, la mentira prevaleció sobre la verdad y hasta el día de hoy millones continúan siendo extraviados. Acertadamente, Jesús advirtió que:

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7:13-14)

Pocos, muy pocos encuentran la puerta –Cristo- que conduce a la vida. La inmensa mayoría prefiere escuchar la voz de los ladrones y salteadores, que la del mismo Cristo. Y también ignoran que Jesús habla a través de su palabra, la Biblia, y no a través de quienes se dicen a sí mismos “profetas”, “maestros”, “pastores” y otros títulos..

Las Escrituras también nos dicen que la Segunda Venida de Cristo sería esperada durante mucho tiempo:

Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. (2 Pedro 3: 3-4)

Muchos incrédulos se burlan de la espera. Y muchos crédulos vaticinan tontamente lo contrario. Alrededor del mundo, cientos de estos falsos maestros predican el fin del mundo basándose en los sucesos del Oriente Medio y acusan de herejes a quienes no creemos su necia palabrería. Estos “pastores” y “escatólogos” han llegado al colmo de asegurar que George Bush Jr., es un hombre de Dios a quien “en estos momentos apocalípticos le toca tomar decisiones nada buenas, ya que las profecías se tienen que cumplir.” (“Una crisis se aproxima..”, Antonio Bolainez. En su página Web)

La Biblia es enfática al asegurar que nadie sabrá la hora, ni siquiera se aproximará a ella.

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. (Mateo 24:36)

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (2 Pedro 3:10-13, 17-18)

Si ni el mismo Jesús sabe el día y la hora, ¿lo sabrán estos falsos maestros..? Claro que no. Podemos, eso sí, discernir las señales de los tiempos. Cristo dice que:

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. (Lucas 21:28-31)

Aunque esperamos con ansia el Día del Señor, no debemos dejarnos arrastrar por falsas expectativas pregonadas por torcidos maestros; la razón es que podemos desilusionarnos al creer cosas que Dios nunca ha dicho. Al contrario, el apóstol nos insta a crecer en gracia y conocimiento de nuestro Señor.

Nuestra fe no debe estar basada en numerología o en predicciones de los llamados “escatólogos”. Nuestra fe debe estar basada únicamente en lo que dice la bendita Palabra de Dios. Y allí no nos dice cuándo será el fin, ni mucho menos afirma que los sucesos del Oriente Medio y la intervención de George Bush en Irak sean sucesos especialmente relacionados con el Apocalipsis.

Igual que hoy, en los tiempos de Jesús la gente sufrió mucha desilusión porque esperaban que el Mesías actuara e hiciera cosas que ellos esperaban que hiciera. Tenían sus esperanzas fijas en el cumplimiento de deseos terrenales, incluyendo la liberación del pueblo judío de manos de las potencias extranjeras y el disfrute de bienestar físico y riquezas materiales. Pero nada de esto sucedió. Debido a ello, muchos no estuvieron en capacidad de apreciar la verdadera liberación y las bendiciones mucho mejores y maravillosas que Jesús estaba ofreciéndoles. Por eso, se desilusionaron.. y asesinaron al Hijo de Dios.

Las iglesias de hoy –y de siempre, a decir verdad- han estado atestadas de personas que esperan excitadas el cumplimiento apocalíptico. Cada vez que sus líderes les aseguran que “el fin está a las puertas”, “pronto vendrá Cristo”, “Cristo se aproxima”, basados en interpretaciones humanas de algo que la Biblia no dice, estos “creyentes” entran en éxtasis que necesita ser renovado día tras día por estos mismo falsos maestros. Cristo, en su misericordia, advirtió explícitamente de estos falsos ungidos que, hablando en nombre de Cristo, afirmarían que el fin estaba a la puerta:

El entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y: “El tiempo está cerca”. Mas no vayáis en pos de ellos. (Lucas 21:8)

Jesús fue muy claro: Dijo que muchos falsos ungidos asegurarían que “el tiempo está cerca”. Y dijo que nadie debería seguirlos.

Pero hoy sucede todo lo contrario.

Resulta que la verdadera fe no se basa en un simple deseo, ni siquiera en un anhelo fuerte, sino en la realidad que nos revela la Biblia. Y claramente, la Biblia nos dice que nadie sabe ni la hora ni el día, y quien quiera que afirme que “el fin está cerca”, es un falso maestro que no debe ser seguido.

Debido a estos falsos maestros que han sembrado expectativas sin fundamento, la fe de muchos se ha enfriado. Y es que verdaderamente, lo que tenían no era fe bíblica –basada solamente en la Palabra de Dios-, sino la falsa fe del mundo.

Conozco personalmente los estragos que los falsos maestros han traído sobre las vidas de quienes buscan a Dios. Por ejemplo, muchos Testigos de Jehová han sido convencidos por su Cuerpo Gobernante, que asegura hablar en nombre de Dios, de que el fin está muy próximo (incluso, en un tiempo les dieron fechas), creencia que los ha llevado a tomar decisiones que luego han lamentado. Muchos vendieron sus casas y corrieron tras un espejismo creyendo que estaban entregando sus vidas a Dios, cuando la realidad era totalmente lo contrario. Luego, al comprobar con desilusión que el fin no llegó cuando sus líderes les dijeron, se sintieron frustrados y heridos arrostrando las consecuencias de su error por haber creído a los hombres antes que a Dios. Conozco personas de 70 y 80 años de edad que han visto cómo pasan los años sin que el anhelado fin venga, y veo con dolor su angustia interior al tener que enfrentarse con la realidad. Su fe no es bíblica. Le han creído a un puñado de falsos ungidos y no han escuchado las advertencias de Jesús acerca de no seguirlos.

Estas personas, Testigos de Jehová, no han dudado en descuidar aspectos cotidianos, como prepararse para un trabajo, cuidar de su salud, educar a sus hijos para enfrentarse a la vida, etc. Muchos, al comprobar que el fin no llegó cuando les dijeron que llegaría, entraron en tensiones emocionales profundas, problemas económicos persistentes, desempleo, desprotección social, alcoholismo y suicidio. Si esos sacrificios hubieran sido verdaderamente por Dios, basándose en un conocimiento exacto de Cristo y su evangelio, entonces no sufrirían sino que tendrían gozo y no serían abandonados por Dios. Pero todos esas abnegaciones fueron ocasionadas por una distorsión, una mentira ideada por una organización humana que posteriormente ha intentado encubrirla sin mucho éxito. Pero nuevas generaciones de personas siguen llegando a los Testigos de Jehová, y al resto de organizaciones humanas. Y estas nuevas generaciones también sufrirán desilusión.

De nuevo, es necesario recalcar que tanto Cristo como el apóstol Pablo nos instan a no creer en los anuncios de hombres que hacen predicciones del tiempo del fin, alentando un sentimiento de excitación sin fundamento bíblico. Lo único que buscan estas organizaciones y líderes religiosos, es mantener sus iglesias llenas y sus finanzas boyantes.

Para estos fraudulentos líderes, todo en estos tiempos es señal “inminente de que el fin está cerca”. Si hay guerras o terremotos, se remiten a Mateo 24 para ‘demostrar’ la inmediatez del fin. Si, por el contrario, hay tiempos de paz, citan 1 Tesalonicenses 5:1-3:

Ahora bien, en cuanto a los tiempos y a las sazones, hermanos, no tienen necesidad de que se les escriba nada. Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. Cuando [los hombres] estén diciendo: “¡Paz y seguridad!”, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente. (1 Tesalonicenses 5:1-3)

El Día del Señor viene como ladrón en la noche. Nadie lo espera. Eso quiere decir que el que los gobiernos o las personas hablen de paz y seguridad, no quiere decir que esto se constituya en la prueba irrefutable del fin inminente. Por el contrario, la Segunda Venida del Señor encontrará a la gente en un estado “normal”, comiendo, bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, sin percatarse de las escandalosas premoniciones de los líderes espirituales, ni afanados por los terribles cataclismos que sucederían.

El sentido de urgencia que pregonan los falsos maestros, hace que las personas se fijen más en la inminencia del fin, que en el verdadero evangelio de Cristo. Su fe se centra en especulaciones y predicciones, y no en la Palabra de Dios. Por supuesto, la Biblia sí nos habla de un sentido de urgencia frente al mensaje del evangelio, pero no urgencia condicionada al fin del mundo, sino urgencia debido a lo efímero de nuestra existencia. Nadie sabe cuándo morirá. Y debido a que seremos salvos solamente si nos hemos convertido a Cristo, es mejor hacerlo más pronto que tarde. Sin importar si el día del juicio viene hoy, mañana o dentro de 50 años, siempre debemos mantenernos despiertos, alerta, preparados y santificados por el estudio de la palabra de Dios.

Así que la discusión sobre si la Venida Segunda de Cristo y el arrebatamiento ocurrirá antes, durante o después de lo que se ha dado en llamar “la gran Tribulación”, es absolutamente estéril. Lo único cierto de este acontecimientos, son dos cosas: Una, que los verdaderos creyentes seremos librados de la destrucción, tal y como Noé y Lot fueron librados; y Dos, que Cristo vendrá solamente por su iglesia, compuesta de verdaderos creyentes que lo siguen a él y no a los hombres. Eso es lo importante.

Ricardo Puentes M.
Julio 14 de 2008.