domingo, 26 de octubre de 2008

LA BIBLIA Y CRISTO: UNO SOLO


LA RELACIÓN ENTRE CRISTO Y LA BIBLIA
Un asunto de salvación

El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amara,
y vendremos a él, y haremos morada con él.

(Juan 14:23)

La ley mosaica fue dada al pueblo de Israel por varios motivos, entre ellos el preparar al pueblo para la llegada del Mesías. También, puso de manifiesto la maldad y la incapacidad del hombre para librarse del pecado, necesitando para ello un Redentor –Jesús el Cristo- que a la postre, mediante su sacrificio expiatorio, terminaría con el yugo de la Ley e introduciría al pueblo de Dios –la Iglesia- a una nueva forma de relacionarse con el Creador, muy diferente al Viejo Pacto. Esta nueva relación es la que conocemos con el Nuevo Testamento.


La Ley era una “sombra” simbólica, que apuntaba a mostrar la realidad que el Mesías habría de enseñar, había de traer. Mientras que la Ley estaba llena de signos visibles de los tratos de Dios con Israel, Cristo enseñaría que los cristianos estábamos llamados a establecer una relación personal con Dios a través de Jesucristo –no de hombre alguno-, y que tal relación no sería igual que en el Israel antiguo, donde eran como una masa, sino que la comunicación se establecería como personas individuales. De igual manera, bajo el Nuevo Pacto ya no entraríamos en esa relación basados en una descendencia carnal que nos hiciera pertenecientes al pueblo hebreo, sino que lo haríamos de acuerdo a nuestras motivaciones y condiciones de nuestro corazón.
Jesucristo dijo que ya no necesitábamos de un conjunto de leyes ni normas para llegar a Dios, sino que mediante la fe en su sacrificio seríamos regresados a nuestro Padre espiritual. Es decir, ya no estamos bajo ley sino bajo gracia.

Con todo, millones de cristianos desprecian esta libertad que nos trajo el Señor Jesús, y voluntariamente deciden esclavizarse bajo la “cobertura” –tiránica o no- de pastores y demás jerarcas “cristianos”. Han perdido de vista el significado del verdadero evangelio y han preferido someterse a la voluntad de hombres que toman el lugar de Cristo y se hacen llamar “pastores”, e intermediarios entre Cristo y los hombres. Son hombres que dicen que quienes los desobedecen a ellos desobedecen a Dios, y someten a los creyentes a la tiranía espiritual desdibujando a Cristo, viviendo a costillas de las congregaciones y guiando a otros ciegos hacia el hoyo.

Jesucristo jamás enseñó que hubiera que someternos a la autoridad espiritual de pastores. La única autoridad era él mismo, y así se lo hizo saber en numerosas ocasiones a sus discípulos. Cuando él se fuera, ésta autoridad recaería en su Palabra… lo que hoy conocemos como la Biblia.

¿Cuál es la relación entre Cristo y la Biblia..?
¿Qué es la Biblia...? La palabra de Dios. Lo que muchos ignoran es que a Jesucristo también se le conoce como la Palabra de Dios.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (Juan 1:1)

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) (Juan 1:14)

(Cristo) Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. (Apocalipsis 19:13)

El asunto es bastante sencillo: La Biblia es la Palabra de Dios, y Cristo es el verbo (o la palabra) de Dios. La Biblia es la palabra escrita de Dios y Cristo es la palabra encarnada de Dios. La Biblia es una revelación autorizada y perfecta de Dios; y Cristo es también una revelación autorizada y perfecta de Dios. La Biblia y Cristo concuerdan a la perfección. La Biblia revela perfectamente a Cristo; Cristo cumple la Biblia revelándose como cumplimiento de las Escrituras. El Espíritu Santo revela a Dios mediante su palabra escrita, y también revela a Dios hecho carne: nuestro Señor Jesús.

Así que tener a Cristo es tener la palabra de Dios. Aceptar a Cristo es aceptar la palabra de Dios, es decir, la Biblia.

Increíblemente, los llamados cristianos no aceptan la Biblia (es decir, a Cristo) porque prefieren creerles a los hombres que a Jesús. Cuando se les muestra con las Escrituras que Cristo no ha nombrado co-pastores ni delegados, y que solamente Él dirige a su pueblo de manera invisible, estos hombres quieren seguir creyéndoles a sus pastores y líderes religiosos quienes les aseguran que ellos –los pastores- han sido nombrados por el mismísimo Jesús para guiarlos hacia Dios. A estos esclavos de hombres no les importa lo que diga la Biblia, no quieren creer en ella.

También, cuando se les muestra lo que dicen las Escrituras acerca de las mujeres que enseñan a la congregación, estos malos hombres (y mujeres) dicen que eso que está escrito (que las mujeres no deben enseñar a la iglesia) es machismo, y que tal cosa no es válida para los tiempos modernos del feminismo. Invalidan la palabra de Dios; invalidan a Cristo.

Quien desprecia la Biblia, desprecia a Cristo; quien desobedece la Biblia, desobedece a Cristo. Quien escucha la Palabra y no la obedece, está en serio peligro:

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (Mateo 7:24)

Edificar sobre la roca significa escuchar y hacer lo que Cristo dice sin importar la época en que se viva. Cuando colocamos el fundamento –Cristo, la Roca- en nuestra vida, debemos empezar a edificar sobre ese fundamento escuchando y cumpliendo la palabra de Dios –la Biblia-, aplicándola diligentemente en nuestra vida.

Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros. (Hechos 20:32)

El asunto es clarísimo: Solamente la bendita palabra de Dios –no la obediencia a los pastores-, conforme la oímos, la estudiamos, la cumplimos y la aplicamos, es capaz de levantar dentro de nosotros un edificio de fe fuerte y seguro asentado sobre el fundamento del mismo Cristo. Es la Biblia –no pastor o líder religioso alguno- la que tiene poder para sobreedificar en nosotros un edificio de fe, necesaria para nuestra salvación.

Si sabemos que Cristo es perfectamente uno con la Biblia, entenderemos que nuestra relación con Cristo debería ser la misma que nuestra relación con la Biblia. Cristo –al igual que la Biblia- es uno ayer, hoy y siempre.

La Biblia es el medio de comunicación entre Cristo y sus discípulos
En el capítulo 14 de Juan, Jesús les dice a sus discípulos que él está a punto de ir al cielo, y que ellos significará una separación en términos de presencia física. Pero Jesús agrega algo más: les dice que desde ese momento en adelante, desde el instante en que él se separe de ellos, establecerá un nuevo tipo de relación.

El asunto es difícil de comprender por los discípulos. Ellos no entienden cómo podrán verlo y tener comunión con él, si está a punto de irse.

Repasemos el pasaje. Cuando los discípulos le piden a Jesús que les muestre al Padre, Cristo se revela como uno con el Padre; Cristo les dice que quien lo ve a él, ve al Padre. Les asegura que el Padre está en él y que todas las cosas que habla, las habla en nombre del Padre, quien es el que hace las obras. Luego les dice que quien pida al Padre en nombre de Jesús, tendrá lo que recibe puesto que el mismo Cristo lo hará. ¿Cómo…? Mediante el Espíritu Santo que el mundo no puede recibir porque ni lo conoce ni lo ve.

Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis. (Juan 14:19)

Jesús es claro al afirmar que el mundo no lo verá pero que sus discípulos sí lo harán. Supremamente confundido, Judas (no el Iscariote, sino el otro), pregunta: “Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo..?” (Juan 14:22).

Aquí, Judas le está preguntando a Jesús: “¿Señor, cómo es posible que te manifiestes a nosotros, tus discípulos, y al resto, quienes no lo son, no te manifiestes..?” “¿Qué clase de comunicación mantendrás con nosotros y no con el mundo..?”

Jesús contesta:

El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amara, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:23)

Fíjense bien. Judas le pregunta a Jesús cómo se manifestará a sus discípulos, y Jesús le dice que solamente se manifestará a quienes guarden su palabra. Discípulo es quien guarde la palabra de Dios, la Biblia. La única manera de ser discípulo, es guardando la palabra de Dios.

Así que, “Mi palabra guardará”, es la diferencia entre el verdadero discípulo y quien no lo es. Los verdaderos discípulos de Cristo guardan la palabra de Dios.

Cuando confronté a un pastor de Asambleas de Dios acerca del diezmo, éste al no tener argumentos bíblicos para demostrar la vigencia del diezmo bajo el Nuevo Pacto, solamente atinó a decir: “Yo obedezco lo que dice la cartilla de Asambleas de Dios”. Le pregunté de nuevo si estaría dispuesto a obedecer esa cartilla antes que la Biblia, y me contestó con descaro: “Sí. Obedeceré a Asambleas de Dios antes que a la Biblia”.

En otras palabras, este pastor –al igual que todos los pastores- están dispuestos a obedecer a los hombres antes que a Dios. Están dispuestos a seguir tradiciones y doctrinas de hombres antes que los mandamientos de Dios. La razón del pastor en mención, al preferir obedecer a Asambleas de Dios antes que a la Biblia, fue rampante codicia; me dijo ‘conciliadoramente’: “hermano.. le acepto el hecho de que el diezmo no es obligatorio bajo el Pacto de la Gracia… pero si la gente, creyendo que el diezmo es obligatorio, lo da difícilmente…. Imagínese si se enteraran de que no lo es: No lo darían…!

Esta misma codicia, sea de dinero o de poder, es lo que lleva a los pastores y líderes religiosos a enseñar –contrariamente a las Escrituras- que Dios ha designado co-pastores de Cristo, hombres a quienes se les debe la misma obediencia a nuestro Señor.

Entonces, sabemos que guardar y cumplir la palabra de Dios es la característica suprema que distingue al discípulo de Cristo del resto del mundo. Guardar la palabra de Dios es la prueba suprema del amor del discípulo por Dios y la causa suprema del favor de Dios por el discípulo. De esta manera, Cristo se manifiesta al discípulo a través de la palabra de Dios, cuando es guardada y obedecida.

Y es entonces cuando ocurre una maravillosa promesa: El Padre y el Hijo vienen a la vida del discípulo y establecen su morada permanente con él a través de la palabra de Dios.

Esto significa que quien asegura ser discípulo y no obedece la palabra de Dios –la Biblia-, no tiene absolutamente ninguna relación con el Señor. Muchos “cristianos” con quienes hablo, me contestan defendiendo a sus pastores: “Si mi pastor está haciendo mal, Dios se encargará de enderezarlo…” Y la verdad, tristemente, es que Dios no tiene por qué “enderezar” nada, ya que estos que se llaman a sí mismos “co-pastores con Cristo”, son anticristos, hijos de Satanás que están extraviando a muchos. Y quienes se dejan extraviar, prefiriendo obedecer a estos hombres antes que a Cristo (la Biblia), correrán la misma suerte de sus pastores, a quienes Jesús catalogó como “ladrones y salteadores, de quien no son propias las ovejas”.

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos con él. (1 Juan 2:4-5)

Obedecer la palabra de Dios es lo que nos distingue como discípulos de Cristo. Esta es la prueba de que amamos a Dios.

Únicamente cuando guardamos la palabra de Dios hacemos posible que Cristo se manifieste. Únicamente obedeciendo la Palabra de Dios hacemos posible que el Padre y el Hijo vengan a nuestra vida y hagan su morada en nosotros.

En resumidas cuentas, nuestra actitud hacia la palabra de Dios debe ser la misma que nuestra actitud hacia Dios. No podemos amar más a Dios que a su palabra; no podemos respetar más a Dios que a su palabra.

No podemos obedecer más a Dios que a su palabra. Quien asegure que ama a Dios y que le obedece, pero prefiere obedecer más a su pastor o a su cantante “cristiano” preferido, está mintiendo. No podemos honrar más a Dios que a su palabra; no podemos dar más lugar a Dios que el que estamos dando a su palabra.

Si usted pertenece al grupo de millones de creyentes que están diezmando, que se colocan bajo autoridad espiritual de pastores y/o apóstoles, ancianos, obispos y demás; o si pertenece a aquellos que creen estar sirviendo a Dios de manera correcta, es bueno que revisen sus creencias a la luz de las Escrituras, dedicándose diligentemente a buscar al verdadero Dios, no a aquél que sus líderes les dicen que es Dios. Cuando lo hagan, cuando busquen -de manera individual- al Dios de la Biblia, se darán cuenta de que habían estado adorando a un dios diferente a nuestro omnipotente y misericordioso Creador. Si lo hacen, podrán entender –tal y como Pablo lo hizo- que estaban sirviendo a Satanás y no a Dios.

Y que Dios se revela a quienes verdaderamente lo buscan

Ricardo Puentes M.
Octubre 26 de 2008.

miércoles, 1 de octubre de 2008

MONTESSORI.. UN MÉTODO FASCISTA


SOBRE “LA ESCUELA NUEVA”
Detrás de Montessori, Decroly o Steiner.. ¡qué más da..!


Una forista del grupo: sonartecomunidadeducativa@yahoogrupos.com.mx, me lanzó una pregunta a raíz de una aclaración que yo hice respecto a que Montessori no era antifascista sino fascista declarada, amiga de Mussolini y jefe de Instrucción Pública del régimen fascista en la Italia de Benito Mussolini. El Papa le dio su bendición al Método Montessori y, luego, don Benito lo implantó en todo sus dominios. ¿Quién lo implantó..? María Montessori lo hizo. El Método fue utilizado para los fines fascistas ya que era perfecto para adoctrinamiento en la causa.

La pregunta que me hizo Claudia, la forista, fue: “(…) tengo una inquietud, el método que existe hoy con el nombre Montessori, que seguramente ha sido filtrado por más de un siglo por las personas que lo han manejado, que promueve según entiendo la individualidad, respeta la propia motivación, incentiva que el niño aprenda a su ritmo sin comparaciones con los demás, que él mismo se de cuenta de sus errores,. El método que existe hoy en día en alguna parte esta promoviendo el totalitarismo y la religión? Hay en algo en lo que uno pueda creer tranquilo, o siempre hay un interés de control oscuro y oculto????

(Coloco mi respuesta para ampliar el debate a quien quiera hacer sus aportes al tema. Pueden suscribirse al foro en mención).

Claudia: El sistema de educación colombiano, al igual que en los países donde la Iglesia Católica ha dominado, es totalmente doctrinero; diseñado especialmente para adoctrinar a la población desde su más tierna edad. Así ha sido desde la Colonia y no ha cambiado.

La Iglesia Católica, mediante sus principales ideólogos –los jesuitas- han impregnado toda nuestra cultura, toda nuestra manera de pensar, todo nuestro imaginario, todo nuestro cosmos, toda nuestra proxémica y nuestra política.

Incluso Francisco de Paula Santander, supuestamente liberal y masón (era las dos cosas), se valió de los jesuitas para adoctrinar a las generaciones independentistas en la obediencia a los nuevos amos. Era necesario que los “libertados” no reconociesen al yugo español, sino que cambiaran de dueños y aceptaran de buena gana el pisoteo de los oligarcas criollos. La instrucción militar era esencial para los niños. En octubre de 1820, Santander dictó un decreto que contenía instrucciones de enseñar a los niños los dogmas católicos y sus deberes en la sociedad; y encontramos perlas como esta: “(a los niños) les instruirán en los deberes y derechos del hombre en sociedad y les enseñarán el ejercicio militar todos los días de fiesta y los jueves en la tarde”. “los niños tendrán fusiles de palo y se les arreglará por compañías, nombrándose por el maestro los sargentos y los cabos entre los que tuvieren mayor disposición. El maestro será el comandante”.

Es espeluznante. Y hay muchos más artículos como estos. Por eso, no debemos sorprendernos de que hoy encontremos niños reclutados por paramilitares y guerrilleros. Es una máxima católica abusar de los niños.

Años después, Tomás Cipriano de Mosquera expulsó a los jesuitas del país y decidió que el Estado, sin influencia de la Iglesia Católica, era el que debía encargarse de la educación en Colombia. Pero los curitas no lo dejaron. Después de muchas guerras, el Vaticano logró postrar al país y lo obligó a firmar el Concordato entre Colombia y la Santa Sede. En uno de los apartes de este Concordato se le entrega el manejo de la educación pública a los sacerdotes. Por eso es que antes de 1991, los curitas eran quienes decidían qué libros se podían leer, qué películas ver, que pensum implantar en las escuelas.. etc.

Algunos artículos de la Constitución de 1886 y del Concordato del 87 quedaron así:

Art. 41 (de la Constitución) “La educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica”.

Art 12 (Concordato): En las universidades y colegios, en las escuelas y en los demás centros de enseñanza, la educación e instrucción pública se organizará y dirigirá en conformidad con los dogmas y la moral de la Religión Católica. La enseñanza religiosa será obligatoria en tales centros, y se observarán en ellos las prácticas piadosas de la Religión Católica.

Art 13. (Concordato): Por consiguiente, en dichos centros de enseñanza, los respectivos ordinarios diocesanos, ya por sí, ya por medio de delegados especiales, ejercerán el derecho, en lo que se refiere a la religión y la moral, de inspección y revisión de textos. El arzobispo de Bogotá, designará los libros que han de servir de textos para la religión y la moral en las universidades; y con el fin de asegurar la uniformidad de la enseñanza en las materias indicadas, este prelado, de acuerdo con los otros ordinarios diocesanos, elegirá los textos para los demás planteles de enseñanza oficial. El gobierno impedirá que en el desempeño de las asignaturas literarias, científicas y, en general, en todos los ramos de la instrucción, se propaguen ideas contrarias al dogma católico y al respeto y veneración debidos a la Iglesia.

Lo que sucede aquí, es evidente. La iglesia tiene control total sobre todo lo que se enseña y todo lo que se hace en este país (y en todos donde tiene Concordato). Por eso, da mucha risa cuando algunos pretenden hacer creer que la enseñanza del marxismo en las universidades, incluida dentro del pensum oficial, se hizo a escondidas. Marx era instrumento católico y sus enseñanzas fueron utilizadas por la Iglesia (Teología de la Liberación) para ocasionar guerras fraticidas en las naciones. Mientras por un lado los curas se colocan del lado de los opresores, por el otro se colocan del lado de los oprimidos. A ambos bandos azuzan, a ambos aconsejan, los curas se mueven en los dos bandos controlando las dos facciones: por un lado vemos a Pacho de Roux con su Cinep, pretendiendo hacerse ver como el defensor de los humildes y de los derechos humanos (un jesuita, defensor de los derechos humanos y de los humildes…! Qué risa..! Si ellos fueron los mayores esclavistas y los más perversos asesinos); por el otro, vemos a los monseñores de la Conferencia Episcopal, aconsejando al gobierno. El resultado: La guerra que estamos sufriendo.

Sin olvidar que todo, TODO, lo que sucedía en la educación (y en todo, pero éste es el tema que nos interesa por ahora), ocurría con el aval de la Iglesia, hay que analizar los siguientes hechos:

En 1914, Nieto Caballero funda el Gimnasio Moderno y años después recibe la ayuda de Montessori y de Ovidio Decroly para establecer sus sistema educativo. Todos sabemos que el Gimnasio Moderno se autoproclama masón y alejado del catolicismo, pero todos sabemos que sus creadores y sus sistemas educativos son ultracatólicos. Todos sabemos que tienen una capilla católica dentro de su campus y que ha estado regentada por monseñores de la alta jerarquía, como de Brigard. ¿Que el Gimnasio no es Católico..? Eso es un chiste..

Decroly visitó Colombia en 1925 y era muy amigo de las fascista Montessori. Ambos, impulsadores de la Escuela Nueva.

María Montessori colaboró con Nieto Caballero en el establecimiento del sistema educativo colombiano, y en las Escuelas Normales, para entrenar maestros –que a su vez entrenarían a las nuevas generaciones.

Julius Siebers y Francisca Radke, ultracatólicos ambos, se colocaron al frente de la Escuela Normal de Tunja y el Instituto Pedagógico Nacional Femenino, respectivamente. Siebers, junto a su alumno Rafael Bernal Jiménez (fundador de la Facultad de Educación de la Nacional), fueron los principales impulsadores de la “reforma educativa” iniciada por Nieto y con la ayuda de Montessori y Decroly. En ambos institutos de formación de maestros, se implementó el Método Montessori y la pedagogía de Decroly, ambas muy cercanas entre sí y con profundas raíces católicas.

Allí se formaron los maestros que han enseñado a las generaciones de nuestros padres y abuelos. Todo, repito, con la bendición papal.

Entre estos “reformadores” es difícil encontrar alguno que no sea pro clerical: López de Mesa, Nieto Caballero, Bernal Jiménez, Socarrás, etc. Todos destilan catolicismo. Y no hay que culparlos… no tenían otra opción.

A lo largo de la historia de la educación en el país, han ocurrido muchísimas reformas, pero éstas siempre han quedado en manos de los mismos catedráticos. Ha cambiado la forma.. pero el fondo sigue siendo el mismo. Y el fondo siempre ha sido adoctrinar.

A pesar del caparazón “reformista” de la Escuela Nueva, las cosas no cambiaron en la práctica. Los discursos de profesores y rectores universitarios estaban recargados de lirismo prorrománico y épico; algo totalmente opuesto a las premisas formadoras del supuesto desarrollo.

El control de la educación siempre ha provisto a los jesuitas de herramientas para sus fines. Así, el antisemitismo en Estados Unidos es explicado en documentos alemanes nazis. Las disposiciones del Vaticano y los jesuitas, hacia los judíos en la preguerra pueden resumirse en un documento que reza así:

Estudiando la evolución del antisemitismo en los Estados Unidos, notamos con interés que el número de radioescuchas del padre Coughlin (jesuita), conocido por su antisemitismo, sobrepasa los 20 millones” (Secret archives of the Wilhelmstrasse, Berlin: Documento 83-26 19/I, 25 de enero de 1939)

Los jesuitas han hecho lo que se han propuesto, siempre. Nuestro país ha estado en eternos conflictos armados porque desde las escuelas y desde los púlpitos ellos han adoctrinado personas para hagan lo que han hecho.

Donde quiera que los intereses del Vaticano requieren de que la gente se rebele contra un rey o un gobernante incómodo para la Santa Sede, ésta sabe que no encontrará gente más capaz para la intriga, el asesinato y la rebelión abierta, que los jesuitas.

Así que, el que un método tenga vestido de libertad y adelanto, no significa que lo sea. Y menos si este método ha tenido la bendición papal para su implantación, como los de Montessori, Steiner y Decroly, entre muchos otros.

El reformismos originado hacía fines del siglo XIX y comienzos de XX, tuvo nombres como los de Dewey en los EEUU, Montessori en Italia, Decroly en Bélgica, Ferrière en Francia, y otros (casi todos amparados por la Santa Sede). Ellos se inventaron métodos diversos, muchos de los cuales aún persisten. Millones de maestros han sido adoctrinados con estos métodos y hoy se hacen llamar “reformistas”, “innovadores”, “contestatarios”, “de avanzada”, etc. Todos creen estar haciendo denuncia social, renovación pedagógica y mucho más.

Si se observa, empero, el transfondo de todos estos métodos, se ve que siguen siendo dictatoriales; no sirven al propósito para el cual supuestamente fueron creados. Y a pocos les importa que un método patrocinado por Mussolini –por ejemplo-, el Montessori, tenga el descaro de publicitarse como una vía para la libertad. ¡Eso es ridículo…! Y más ridículo que educadores pretendidamente revolucionarios, libertarios, lo defiendan a capa y hoz.

La realidad, es que estos métodos solamente son nuevas herramientas para hacer el mismo viejo y sucio trabajo: adoctrinar para la obediencia ciega. La Escuela Nueva de Decroly, Montessori o el método Steiner solamente es un cambio de nombre para la poderosa y vieja maquinaria que ha mantenido a las personas en su ignorancia y oscurantismo intelectual y espiritual.

Un modelo supuestamente “libre”, como el Montessori, impone sus técnicas psicológicas fascistas de adoctrinamiento para inculcar la religiosidad romana en los párvulos. Otro sistema de “avanzada”, como el de Steiner (el “waldorf”) impregnan de espiritismo y superchería medieval las mentes fácilmente impresionables de los niños.

Un modelo “libre” en realidad es impuesto a la fuerza en colegios, jardines y universidades en una especie de dictadura filantrópica

Estos métodos han sido y serán clasistas en sus objetivos; no son libres sino que hacen esclavos; no es un modelo “natural” sino que son impuestos desde la sombra. En todos estos modelos se pregona la libertad de aprendizaje, pero el maestro siempre estará vigilando y controlando el proceso “natural”, que no es más que un experimento que pretende redituar a los de siempre. Este proceso “natural” está lleno de controles, evaluaciones y mediciones; estos modelos “naturales”, cuando se salen del cauce programado, serán intervenidos y el profesor hará las “correcciones” necesarias para que lo “natural y espontáneo” siga fluyendo “libremente.

La Escuela Nueva, esa del método Montessori, del de Steiner o del de Decroly, sigue reproduciendo en sus aulas la desigualdad social. Nunca he visto en ninguna de esas escuelas –costosas, además- nada que realmente eduque al hombre para resolver la injusticia social (y no hablo de rebelión armada, que quede claro).

Debido, precisamente, a que estos métodos “progresistas” no cambian nada en absoluto, es que los gobiernos adoptan sus propuestas metodológicas y fingen darle un vuelco progresista al sistema educativo pero, en la triste realidad, esas ‘mejoras’ solo son un embellecimiento externo de algo que está podrido desde su interior.

Los sistemas educadores “reformistas” se inventan cuanto sea necesario para que la gente les crea sus santas intenciones: cambian métodos de calificación, eliminan las tareas o las transforman en “guías de trabajo”, permiten la consulta de libros durante los exámenes, impulsan los trabajos “analíticos” y de síntesis, pregonan que ya no van desde lo particular a lo general sino al revés, que ya no califican conocimientos sino aptitudes o actitudes, que ya no se memorizan cosas sino que se aprenden ‘conceptos’ y muchas más tonterías que los padres –todavía más tontos- se siguen creyendo.

Si se observa con cuidado, las cosas no cambian: las memorizaciones (de conceptos o conocimientos) continúan, y continúan siendo impuestas por el profesor; las calificaciones siguen, ya sea con una A, con un 10 o con un 5, es igual, las mediciones siguen. Son estas mediciones las que permiten evaluar qué tan bien está siendo amaestrado el infante. Son estas mediciones las que le enseñan desde pequeño a competir y no a compartir, a jerarquizarse, a someterse a una autoridad humana (profesor, rector) que le dirá al niño si está bien o mal en su proceso; son estas mediciones las que le enseñarán que no somos iguales y que, a pesar de lo que se diga, los escalones existen. El éxito se mide por cuántos escalones se esté encima de los demás, de los fracasados. La libertad de criterio queda sujeta al criterio del calificador. El examen calificador prepara a los borregos del futuro para que se ubiquen donde deben en la escala social, dominando o siendo dominados. ¡Bonita reforma de la sociedad..!

Las famosas escuelas “libres” que utilizan los métodos ya mencionados, y que se autopregonan como “antiautoridad”, “reformadora”, “anarquista”, etc., han sido implantadas “no oficialmente” en países anglosajones de tradición protestante, y poco a poco han sido inculcadas en ámbitos estatales a modo propio (técnica jesuita).

El resultado, un falsa idea de que por fin se ha encontrado un método para hacer hombres libres, una escuela “ideal” donde las fronteras no existen y donde se puede empezar a recrear el sueño añorado de la libertad verdadera. Pero estas escuelas y métodos, como bien lo muestran sus orígenes, alianzas y benefactores, son otra forma de crear servidumbre y mediocridad. Stalin tenía esas escuelas, Castro también, Pinochet, Hugo Chávez, Mao, Mussolini, Hitler y demás, las implantaron en sus dictaduras totalitarias. El socialismo en el mundo entero hace creer que produce hombres libres y la estupidez del hombre impide ver qué clase de libertad es la que pregona este socialismo: la China de Mao asesinó millones de intelectuales, lo mismo Stalin; Castro hizo lo propio y ni que decir de los regímenes socialistas-nacionalistas de Hitler y Mussolini, éste último amigo de la Montessori y principal propagador de su método pedagógico en todo su imperio. ¡Y los seguidores de la Montessori tienen el descaro de afirmar que con su método se forman hombres libres…!

Bajo la excusa de que “el arte libera”, en estas escuelas se hace énfasis en la música, la pintura, la danza. ¡Qué imbecilidad..! Como si los músicos, pintores y bailarines fueran hombres verdaderamente libres.

Lo que hace la inclusión de las artes en este sistema, es darle apariencia de que no hay represión. Fidel Castro y Stalin han sido maestros en esto; mientras tienen sometidos a la pobreza y el hambre a sus pueblos, impulsan la enseñanza de las artes y el deporte en sus dictaduras. Serán los mejores atletas, médicos o músicos, pero seguirán siendo esclavos, como cualquier bufón de la Edad Media, o cualquier curandero judío de la Corte española de Fernando e Isabel.

La dictadura se impone en estos sistemas, de una manera un poco más soterrada. Igual, no se permite el criterio diferente al criterio “libre” que se impone en el método. El maestro toma el lugar de un dios y reemplaza a éste en las normas a seguir en la casa y en la escuela; los padres, inermes, también son llevados por los profesores a continuar con este método “libre” en casa, bajo estricta supervisión y control “libres”.

Quien quiera estudiar en una de estas “Escuelas Libres” tiene que aceptar a la fuerza sus directrices “libres”. Si no lo hacen pierde su oportunidad de ser libre a la fuerza. A los estudiantes de esos centros de enseñanza y a los padres de los niños, se les obliga a creer que allí son libres. La democracia es impuesta y no hay derecho a la réplica. Son obligados a creerse el cuento.

Los profesores “antiautoritarios” siguen subordinando a los niños y padres “libres”, y son ellos quienes toman el control y el poder del método. Dicen estos profesores antiautoritarios –como asegura nuestra ilustre amiga del Instituto Montessori- que ellos están bajo la autoridad de los alumnos. Cuando lo cierto es que esa aparente subordinación es la que usan para controlar a sus alumnos y enseñarlos a obedecer. Hipocresía jesuítica en su forma más pura.

Aquí en este foro podemos ver montoneras de “educadores libres” que quieren imponer unos métodos que antes impuso Mussolini; vemos otro que quiere llenar las cabecitas de los niños con historias de duendes, brujas, nibelungos, ángeles y arcángeles caídos o levantados, cuentos de marcianos que vendrán en sus naves a llevarnos a Marte o a Plutón donde no puede sobrevivir ni una cucaracha; otra que cada semana nos envía panfletos de jesuitas donde se autoproclaman adalides de la educación (ellos, los causantes de nuestra esclavitud y miseria), otros que insisten en que el camino es Petro y que, por eso, hay que llevar a nuestros niños a las escuelas públicas –hoy en manos de la guerrilla-, para criar buenos revolucionarios. ¡Qué miedo..! Así fue que un judío (Hitler) pudo matar a miles de miles de otros judíos; los llevó al matadero y ellos se dejaron llevar.

En todos los casos, tanto en la Escuela Libre como en la “no libre”, los métodos consiguen que se transplante la responsabilidad de los padres de educar a sus hijos, hacia la figura de autoridad del maestro. Un maestro adoctrinado hará lo justo para adoctrinar alumnos; es un principio sencillo.

Así que, mi estimada Claudia, los métodos sirven a sus propósitos.


Ante la pregunta de si quienes aplican los métodos son conscientes de que sirven a sus creadores totalitaristas, honestamente tengo que responder que no siempre. Mis abuelos, como educadores normalistas que eran, deformados con Montessori, Decroly y unos alemanes cuyo nombre no recuerdo, creían firmemente que estaban haciendo el bien. Por supuesto, educaron varias generaciones que han servido para propósitos no ideales. Sinceramente equivocados.
Respecto a la pregunta de si estos métodos promueven el totalitarismo o la religiosidad, yo creo que sí.


En cuanto a si existe algo en lo que uno pueda creer tranquilamente, sin temor de intereses de control oscuro, te diré que sí existe. Pero no encontrarás ese “algo” en ningún método educativo, ni en ningún partido político, ni en ninguna logia, ni en ningún colegio, ni en ningún líder espiritual humano. Busca tu Biblia. Allí lo podrás encontrar.

Ricardo Puentes M.
Octubre 01 de 2008.